Peligran paz y seguridad hemisféricas

Lunes, 2 de Septiembre de 2019

“‘Márquez’ es la punta de lanza de Maduro”

 

No sorprendió el anuncio de ‘Iván Márquez’ de reanudar sus actividades delincuenciales. El año que transcurrió desde su regreso a la clandestinidad, sin apremios y con todas las dilaciones de la JEP en imponer las sanciones que su conducta ameritaba, facilitaron su propósito de reiniciar todo el espectro de sus actividades criminales. Notificó al país de la reanudación de las acciones delictivas de las Farc en una fase que denominó “Nueva Marquetalia”, para despejar toda duda sobre la naturaleza subversiva de sus operaciones militares.

Su orden de batalla tendrá como blanco principal a lo que él llama “la oligarquía” y su herramienta será el terrorismo urbano con la reactivación de las células clandestinas. Ofrece una especie de armisticio a soldados y policías a cambio de que la Fuerza Pública omita sus deberes, consciente de la división que sembró Santos en sus filas. Promete no secuestrar, pero advierte que se financiará con el narcotráfico y la minería ilegal, con ‘vacunas’ a los pudientes, a las economías ilegales, cuyos réditos se reserva, y a las multinacionales. Ofrece renunciar al secuestro a título de concesión graciosa. Iluminado, no persigue la toma del poder, sino un gran acuerdo político nacional que adopte, en una constituyente, “las transformaciones estructurales que requiere Colombia”. Remata expresando su solidaridad con el régimen de Maduro que le permite coordinación con el Eln, recuperación de la disidencia fariana y sometimiento de todos los Grupos Armados Organizados (GAO) existentes en el país.

Los medios de comunicación y los consabidos expertos solo perciben la coyuntura y poco reparan en la formidable amenaza que se cierne sobre el país. ‘Márquez’ es la punta de lanza de Maduro para extender hacia Colombia un escenario geoestratégico mundial que comprometa a las grandes potencias y le permita sobrevivir. Ingresaríamos a ser parte y víctima de un conflicto orbital más, como los del Mar de China, el Medio Oriente o Crimea, sin solución a la vista, pero con un precio exorbitante en independencia, soberanía, seguridad y desarrollo social y económico, que se traduce en impotencia y soledad en el escenario internacional.

Es la venganza del sátrapa que fortalecería a todas las fuerzas políticas afines a él, las subversivas de ayer y de hoy, sumadas a las que salieron del closet con ocasión del acuerdo de paz, para sumar a Colombia a la condición de “Estados fallidos” que siempre cultivan los heraldos del castrochavismo. Esta situación exige la acción eficiente de la Fuerza Pública, y el despliegue de intensos esfuerzos diplomáticos que tejan alianzas y solidaridades para contrarrestar las metas que se impusieron en el reciente Foro de Sao Paulo, celebrado en Caracas. El fin es desestabilizar toda la región y atentar contra la paz y seguridad hemisférica. Es tarea de la OEA evitarlo.

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