¿Que se logró, verdaderamente, con los acuerdos de La Habana? Fundamentalmente que una dirigencia de viejos guerrilleros, la mayoría de más de 70 años, cansada de estar en el monte, escondiéndose de la persecución y bombardeos de las Fuerzas Armadas, con un pie de fuerza reducido de más de 22.000 hombres a 6.600, obtuviera una serie de concesiones inimaginables de alcanzar mediante las armas, aprovechando el gran deseo del Gobierno de pasar a la historia antes del 7 de agosto de 2018 como el que había logrado la paz para Colombia y el premio Nobel para su Presidente.
Con el sofisma de que la paz todo lo justifica, y hábilmente pregonando los acuerdos como el medio más eficaz para acabar con la violencia guerrillera y, al mismo tiempo, identificando a quienes objetaban las concesiones como enemigos de la paz, bien supremo, por encima de los principios democráticos (curules en el Congreso sin votos, etc.), éticos (impunidad para los crímenes más atroces, Club El Nogal, Bojayá, etc.) y legales (narcotráfico, secuestro, extorsión, etc.), el gobierno solo logró dividir al país y un cándido apoyo internacional.
Por ejemplo, en la Cámara de Representantes, donde frecuentemente las decisiones se toman por márgenes muy pequeños, 21 miembros, sin contar los muy pocos que puedan ser elegido con votos de sus seguidores, cinco que pueden nombrar sin someterse a una votación y 16 elegidos por circunscripciones bajo su control de vieja data, tienen un gran peso en las decisiones del Congreso, tanto para aprobar los proyectos de ley de su agrado, como para vetar aquellos contrarios a sus intereses. En otras palabras, aprobar un proyecto de ley que desagrade a las Farc va a ser muy difícil durante los próximos años. ¿Ha logrado esto en el mundo alguna guerrilla militarmente arrinconada?
Pero el tan mentado logro de la paz, que sigue dándole premios internacionales a nuestro Primer Mandatario, es una quimera. Varios de los cabecillas de grupo más importantes se han declarado en disidencia, como “Iván Mordisco”, “Gentil Duarte”, “Jhon 40”, “Rodrigo Cadete” y otros, que en conjunto y según la ONG belga International Crisis Group, cuentan con cerca de mil hombres. Prueba de que las FARC eran, sobre todo, un grupo de narcotraficante como las clasifican los Estados Unidos.
Y todo esto sin mencionar a la guerrilla del Eln, la que ahora cuenta, con el beneplácito del gobierno, con la asesoría de las Farc en unas negociaciones donde, seguramente, obtendrá concesiones adicionales. Y también están el Clan Úsuga, los Pelusos, los Puntilleros, etc. Dentro de pocos meses podrá comprobarse que los acuerdos de La Habana fueron un gran error, que dividieron a los colombianos, fortalecieron a la izquierda comunista y no lograron ninguna paz.