Partidos, coaliciones y consultas | El Nuevo Siglo
Lunes, 29 de Noviembre de 2021

Una característica de la actual democracia es que paradójicamente los partidos políticos del siglo XXI, pese a múltiples reformas para modernizarlos, financiarlos y mejorar su democracia interna, tienden a tener menos votantes como afiliados inscritos y carnetizados. Además, han venido perdiendo confianza de manera alarmante entre los ciudadanos. En el caso de Colombia solo el 11% tiene confianza en los partidos y el 29% manifiesta estar dispuesto a votar por un partido, según el informe Latinobarómetro 2021. En otras palabras, por distintas razones, son organizaciones que cada vez más se ven en serias dificultades para “promover y encauzan la participación de los ciudadanos y contribuir a la formación y manifestación de la voluntad popular.” (Ley 130 de 1994).

Las explicaciones son diversas. Desde hace décadas se están presentando sin que se tomen con seriedad, y van desde la crisis de la representación y del sistema político, pasando por el impacto de la revolución de las TIC y los teléfonos inteligentes, hasta las crecientes desigualdades socioeconómica. Situación que se ha acentuado con la crisis climática y de la pandemia del covid-19. Y uno de cuyos efectos políticos en los recientes procesos electorales, sobre todo en la región de América Latina, es la proliferación de precandidatos y candidatos a la Presidencia de la República, lo que también es síntoma de la debilidad del sistema de partidos.” (Latinobarómetro 2021).

En Colombia, esta situación comparada con la de los años del entusiasmo constituyente y los desarrollos legislativos de la nueva Constitución de 1991, especialmente sobre el papel que se esperaba de los partidos políticos, muestra que aunque han logrado institucionalizarse como organizaciones fundamentales para la vida democrática, hoy parecen no estar a la altura del reto histórico que como sociedad debemos afrontar. Pues, para el debate electoral 2022 hay más candidatos en busca de partido o apoyos que partidos con candidatos que cohesionen. Algo está fallando en los partidos y no solo parece ser un tema de democracia interna para postular candidatos.

Sin embargo, es generalizada la idea de que las consultas que se convocarán con las elecciones legislativas de marzo próximo, en todos los sectores del espectro ideológico, es la fórmula para aplicar la democracia interna con participación popular en la toma de decisiones -como escoger candidatos-. Pero, de otro lado, también parece más una incapacidad para resolver internamente y de manera programática las diferencias entre tendencia –tampoco muy definidas-; así como una estrategia para responder a un contexto cada vez más incierto por la alta volatilidad electoral y la dispersión de aspirantes. 

El desarrollo normativo de las consultas y las coaliciones interpartidistas (Ley 1475/2011) se adoptó por un Congreso con mayorías de partidos tradicionales frente a un panorama global donde dichos partidos estaban perdiendo aceleradamente apoyos. Y en el fondo, las consultas interpartidistas -dentro de la misma tendencia- también son un mecanismo de respuesta para mantener ese predominio. Es lo que estamos viendo en todo su despliegue por primera vez en el actual proceso electoral en el país. De manera que las próximas consultas y elecciones más que una alineación de tendencias entre derecha, centro e izquierda es un debate entre la trasformación del sistema político o su continuidad.

@Fer_GuzmanR