¿Pacto por el consenso? | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Abril de 2021

Luis se levanta a las 5 am. Debe apresurarse porque su turno comienza en dos horas, pero seguro lo necesitarán antes. Desayuna abundante porque no sabe cuándo será su próxima comida. No se despide de sus hijos que aún duermen. Camino al hospital recuerda lo malo que era el clima laboral hace más de un año, los problemas entre compañeros, los sueldos atrasados y las disputas con el director.

Llega, se cambia, entra al mundo que nos gobierna. Protegido de tapabocas, gafas, una apretada careta y traje anti fluido, parece más astronauta que médico.  Se reúne con sus compañeros, con esos mismos que antes se la llevaba muy mal. Hacen una oración, le informan que durante la noche han fallecido varias personas. Sonidos ensordecedores y persistentes salen de los monitores, vidas enteras luchan por cada suspiro asistido, quieren ver la luz, abrazar otra vez, penden de algo más delgado que un hilo.

En uno de los cubículos, de un monitor suena ese pito sin intervalo que nadie quisiera escuchar. Entró en paro, inicia el proceso de reanimación, la persona es muy joven y a pesar de los esfuerzos no logran salvarlo. Hicieron todo lo posible, se fue, ahora es parte de la terrible estadística.

Le avisa a los familiares y en menos de un suspiro se reincorpora, no hay tiempo para dudar, mucho menos para desistir, un segundo es la diferencia entre la vida y la muerte. El equipo interdisciplinar está más unido que nunca, a pesar de la adversidad revisan, hacen procedimientos en la colapsada unidad de cuidado intensivo. Siguen llegando más pacientes en estado crítico. Saben que lamentablemente vendrán más muertes.

Pasa la mañana, es un mundo desconocido, las personas corren de un lado a otro, preparan medicamentos, realizan procedimientos, los pitos persisten, voltean boca abajo pacientes porque la evidencia dice que así es mejor. Hay consenso entre todos, la pandemia les reafirmó que a pesar del complicado día a día que viven en un pabellón donde no ven la luz del sol, expuestos a un enemigo letal, donde el tiempo es el peor enemigo, la consigna es salvar cuanta vida puedan.

Después de un día largo, termina la jornada, más de 15 horas de turno, no ha probado bocado, está exhausto, se quita su traje, las marcas en la cara por los elementos de protección son inocultables, piensa en sus hijos, en sus padres, mañana comenzará nuevamente. Se reúne con sus compañeros y reafirman el compromiso con la sociedad. Esta misma historia se repite en miles de personas héroes que pertenecen al sector salud y que en primera línea de batalla contra el covid-19 se exponen para salvar vidas.

Nuestros gobernantes y los ciudadanos tenemos que aprenderle mucho al valioso personal de la salud con el que cuenta nuestro país. Mientras ellos unidos no desfallecen, día a día vemos enfrascados a nuestros políticos en peleas banales, mientras la ciudadanía sufre las consecuencias de esta pandemia. ¡Hagamos un pacto por el consenso! ¡Así sea por la pandemia! ¡Sí se puede!