ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 8 de Abril de 2014

MIRADOR

El clima

Los países emergentes lucen indiferentes frente al cambio climático global y prefieren que impere la ley del monte, desafiando la estabilidad del ecosistema y el hábitat de humanos, fauna y flora. La mayoría de naciones en vía de desarrollo, principalmente en el Caribe, Centro y Suramérica, sin dejar de mirar África, no cuenta con políticas públicas de protección al medio ambiente. Tampoco disponemos de herramientas políticas que enfrenten y dosifiquen los bruscos cambios del clima. Nos quedamos sin agua porque mueren los páramos, se secan humedales y agotan los ríos, quebradas, charcos y cuencas hídricas.

No hay estrategias comunes de los países pobres para hacer frente a la ola de calor que golpea a pueblos enteros, sacrificando animales, matando la flora y acabando las fuentes de aguas. Las riberas de los ríos lloran la sequía. Los manantiales desaparecen y mueren cientos de aves, peces y animales exóticos. Las zonas ganaderas de la región latinoamericana están ardiendo, y vacas y caballos sucumben de sed. En la Amazonia mueren especies en vía de extinción a merced de un intenso verano e incendios forestales que tienen mucho que ver con el hombre, con su indiferencia y desamor al planeta.

Naciones Unidas no habla del tema en Nueva York. Tampoco otros organismos internacionales. El Banco Mundial y el BID no se pronuncian.

Ni siquiera ahora en campaña, los candidatos a la Presidencia de la República hablan del caos del clima en Colombia. O no saben afrontar semejante crisis del ecosistema o carecen de audacia para encarar el asunto.

Todos los ciudadanos nos bebemos el agua del planeta. Todos respiramos su aire y gozamos su sol. Todos hundimos el planeta en la sequía, en la destrucción de bosques mediante tala indiscriminada de árboles, la deforestación les roba oxígeno a los bosques, y la ausencia de acciones permanentes de los gobiernos acrecientan el calentamiento.

Grave por la escasez de agua. Terrible por la eventualidad de un racionamiento de energía no solo en Colombia, en varios países que abandonaron el hábitat a su suerte.

Colombia va de espaldas a la importancia de crear conciencia para proteger nuestros recursos hídricos. El agua que hoy bebemos se agota. Y vamos muy mal. Desechos tóxicos, químicos, basuras, residuos industriales van a los ríos. No son los mares los únicos enfermos, también padecen los ríos. El hombre contra la naturaleza. La indiferencia ciudadana cuando arroja basura. El atentado de quien suelta un cigarro o prende un fósforo. Lamentable que no exista una acción conjunta del ejecutivo y sector privado, para que compartiendo recursos, le den una mano al planeta que vivimos.

¿Qué dicen los candidatos del calentamiento global? Por favor.