ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Abril de 2013

Sin correr

 

No es preciso que bancos del país inicien una peligrosa carrera en procura de nuevos usuarios y clientes para darles financiación para vivienda nueva al amparo del reciente programa anunciado por el presidente Santos.

Bueno que haya suficientes fondos para prestarle a la gente pobre y de mayor nivel aprovechando las atractivas tasas de interés que convinieron banqueros y Gobierno para reactivar la vivienda. Conveniente que familias de escasos recursos, que padecen el drama mensual de pagar un arriendo, accedan con beneficios de tasa y cuota mensual fija de $ 180 mil, a un techo propio y digno. Solidario que entidades financieras hayan acordado con el ejecutivo impactar socialmente la población más vulnerable otorgándole crédito para vivienda en condiciones acordes a su capacidad de endeudamiento y pago. Igualmente decoroso que cualquier colombiano con capacidad económica pueda adquirir casa o apartamento de hasta $ 200 millones con una tasa efectiva anual del 7%, bien inferior al 11 o 12% con que regularmente se pactan préstamos para vivienda de este valor.

Aunque la clase media no tendrá mucho chance de comprar vivienda hasta por $ 200 millones, pues escasea la oferta con este precio, al menos en Bogotá, plausible que se permita a más colombianos considerar la opción de financiarse más barato para hacerse a su techo. Lo que no es sano ni buen negocio es que banqueros emprendan una loca carrera en competencia por colocar más crédito.

La economía colombiana experimenta desaceleración y hay alertas en el mercado por deterioro de cartera financiera. Los hogares no pueden retornar al pasado de una historia crediticia insolvente donde la cultura del no pago prosperó.

Bien lo dijo la presidenta de Asobancaria, María Mercedes Cuéllar: la mejor manera de perder un amigo es prestándole plata. También sostuvo que deudores ven con buenos ojos a un banco cuando les otorga un crédito, pero lo terminan viendo como enemigo cuando deben pagarle su obligación o entran en mora. El sobreendeudamiento es el camino más fácil para perder la cabeza, y también la propiedad.

Moderación, prudencia y cuentas claras a la hora de solicitar un préstamo. Cautela y rigor a la hora de tramitar o aprobar un crédito por parte del banco. Necesario competir con responsabilidad en oferta de nuevos productos y servicios financieros por parte de entidades de crédito.

Ojala que el plan de vivienda ofrecido por el Gobierno ayude también a aterrizar altos precios de la vivienda. Hoy éstos lucen imparables e impagables.