Racha alcista
No recuerdo un comienzo de año con una espiral alcista similar a la de estos días. Lo peor es que los artículos base de la canasta familiar de los más pobres de Colombia, son los más encarecidos.
Productores del campo, distribuidores, comercializadores y proveedores, insisten en que el brote de aumentos este inicio de 2013 tiene origen en fuerte ola de calor que azota al país. Si el verano apenas comienza y va hasta marzo próximo ¿es posible entonces que la racha alcista de precios de alimentos no tendrá techo? Ojalá que el clima ayude y no demos el siguiente e inminente paso: especulación y acaparamiento.
Surge un interrogante a propósito del aumento de frutas, verduras, carnes de res y de pollo en tiendas, supermercados y plazas de mercado: ¿tienen culpa los consumidores finales del clima? Los productores responderán que tampoco es culpa de ellos y que en consecuencia alguien tendrá que asumir el costo social de la actual ola de sequía en el país.
Expendedores de hortalizas, tubérculos, lácteos y carnes en la Sabana y el altiplano cundiboyacense dirán que para mantener equilibrio entre costos e ingresos tendrán que subir precios al consumidor, pues el fuerte calor está mermando y dañando las cosechas y los hatos ganaderos. Los incrementos los están sintiendo las amas de casa que todavía no perciben el ajuste del salario mínimo de sus esposos e hijos.
Otro dolor de cabeza tiene que ver con que los beneficios del IVA para una parte de productos de la canasta familiar ya fueron arrasados por cuenta del clima. Los beneficios de la reforma tributaria se podrían perder si no hay control, freno y sanciones a quienes decidieron, sin consulta ni concertación, elevar los costos.
Han subido precios del tomate, yuca, pepino, acelga, lechuga, papa, arveja verde, fríjol, maíz, arroz, habichuela, perejil y cilantro, cebolla larga y cabezona, champiñones, uvas, uchuva, mora, leche y carnes, entre otros artículos de primera necesidad en los hogares.
Preciso que el Gobierno actúe para prevenir brotes de especulación y acaparamiento en centros mayoristas, tiendas de barrio y supermercados. Está de por medio la protección al consumidor y defensa del libre mercado a través de libertad vigilada.
Tenemos que compartir épocas de escasez y abundancia. El invierno y el verano castigan a todos. Precios de alimentos no pueden caer como piedras sobre amas de casa con excusa de que productores están al filo de la quiebra por sequías.