Así vamos
En el vecindario latinoamericano a Colombia no le va mal en términos generales. A la par con Chile y Perú, seguimos creciendo aunque no al nivel que necesitamos. El país luce bien, pero la economía va regular, hay pérdida de empleo por caída en precios del petróleo, se desinfla inversión privada, el consumo aflojó y se respira ambiente incierto en materia tributaria.
Aún asoman lucen rojas en el tablero de la economía nacional. La economía no crecerá más del 3,6% este año y 4% para 2016, según la analista Juana Téllez de BBVA Colombia. Conviviremos con devaluación del 20% y menor inversión extranjera directa.
El déficit fiscal para este año se estima en 2,8%, en tanto que el consumo de los hogares crecería 4,3% y 3,9% en 2016. Si bien tendremos una tasa de cambio competitiva y atractiva para los exportadores -no para importadores y comerciantes- la economía tendrá anémico desempeño, insuficiente para reducir pobreza e inequidad.
Caída de precios del petróleo va en serio, tanto como la subida del dólar. Urge poner a prueba la imaginación del ejecutivo y el sector privado para compensar el deterioro del empleo y la inversión en hidrocarburos y minería. Podría ayudar el mayor reintegro en dólares por exportaciones tradicionales y alentar las ventas menores. El dólar seguirá escalando este primer semestre.
Lo malo de crecer a tasas tan flacas es que se resiente la creación de empleos y se reduce la inversión productiva. Además, los empresarios andan preocupados, con temor a realizar nuevas inversiones por culpa del nuevo marco tributario vigente. Inquietos los hombres de negocios por eventualidad de una nueva reforma tributaria, que estructural o no, no deja de ser un nuevo factor de inestabilidad e incertidumbre. Colombia no tiene un universo impositivo tan caro como otros países de la región, pero el palo no está para cucharas. Cualquiera sea la medición que se haga con otros países, ninguna economía social sale a flote si hay desfase entre ingresos, empleo e impuestos.
Un país debe pagar los impuestos que produce su riqueza, no más. Los colombianos deben honrar sus obligaciones con el fisco hasta donde lo justifiquen sus actividades.
Si hay desempleo, pobre crecimiento, poco consumo, bajo ingreso, aumento de pobreza, miseria y desigualdad, caída en inversión y mayor inflación, se desinflan ganancias y recaudos. Una nación competitiva debe ser incluyente y efectiva en la reducción de la pobreza. Sin equidad no hay optimismo. Sin democracia en renta crece la desconfianza ciudadana.
No vamos mal en medio de las dificultades. La situación puede tonarse más difícil por el enrarecido entorno internacional, la crisis petrolera, aplazamiento de inversiones por causa del inestable régimen impositivo. La situación podría ser peor.