Se ha convertido en una doctrina de la izquierda extrema, mas allá de razones de peso con fundamentos validos, se han centrado en el odio al personaje que les ha impedido tomarse nuestro país para destruirlo y arruinarlo como lo hicieron con Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia entre otros países más.
Sorprende ver como instituciones tan importantes como los magisterios de educación y justicia han sido tomados por los llamados peyorativamente “mamertos”, infundiendo doctrina del socialismo bolivariano a los niños y jóvenes. Es de público conocimiento que Fecode y las asociaciones de los servidores de la justicia están influenciadas por doctrinarios de izquierda, que ponen en el centro la figura del expresidente Uribe como el principal enemigo del “progreso” a quien hay que destruir a toda costa.
Es increíble que jóvenes que nacieron en el presente siglo o que estaban muy pequeñitos cuando Álvaro Uribe llega al poder democráticamente, vomiten odio visceral contra el expresidente. Recientemente un tuit de una joven que es la voz oficial de Bancolombia, se expresaba de la manera más vulgar donde se le veía el odio sin límites contra Uribe. Yo me pregunto como mucha gente: ¿Qué mal le habrá hecho el expresidente a esa chica o a su familia? Me gustaría saber.
Estoy seguro que nada, que no conoce el curso de la historia, que es una pieza más de los muchos jóvenes adoctrinados por profesores de colegio o universidad que los han captado para sus propósitos políticos. Es posible que sea una militante de algún partido de extrema izquierda, aunque lo dudo porque también son cuidadosos de no generar tanta reacción contraria que no les conviene. Más bien pienso que ese fenómeno es una reacción producida por efectos políticos que surgen también desde los hogares y desde luego de organizaciones políticas y la guerrilla infiltrada en muchos establecimientos de la sociedad.
Desde luego que el ejercicio del poder suscita odios y amores, es inherente a la condición humana, pero aquello no da licencia para exterminar el contrario ideológico con sevicia, como tampoco amores irracionales y ciegos por algún personaje.
Estamos entre los que apreciamos y agradecemos al expresidente Uribe su valor, su entrega y resultados, lo apoyamos y lo defendemos de los extremos ataques, pero lo hacemos racionalmente y tampoco comulgamos con aquellos denominados “furibistas” que también son nocivos para la sociedad.