Obras, política y empresas | El Nuevo Siglo
Lunes, 5 de Julio de 2021

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador -AMLO-, al final de su habitual conferencia matutina el pasado 30 de junio, anunció: “El ingeniero Carlos Slim… vino ayer a expresarme que se va a hacer cargo de la reconstrucción de todo el tramo…y sin que le cueste al pueblo, sin pedir nada de presupuesto, y que no va a esperar a la cuestión judicial… Que lo más importante -más allá de responsabilidades que dice de todas maneras no tener porque era una obra concluida y recibida hace años- es que la línea se rehabilite y lo hará en 12 meses.”

La noche del 3 de mayo de 2021 la Ciudad de México vivió una de sus más graves tragedias desde el sismo de 2017. Un tramo elevado de la Línea 12 del metro colapsó y cayeron dos vagones del tren desde una altura de 12 metros sobre la vía transitada por automóviles, causando 26 muertos y decenas de heridos. La construcción de sus 23 kilómetros y 20 estaciones que conecta la ciudad de oriente a occidente en el extremo sur inició en 2008 como proyecto bandera del alcalde e inaugurada a finales de 2012 antes de terminar su mandato. La empresa Carso Infraestructura y Construcciones, propiedad de Slim, junto con ICA y Alstom conformaron el consorcio constructor. 

¿Por qué uno de los hombres más ricos del mundo le plantea a AMLO esta alternativa de solución a sabiendas que con ello también contribuye a bajar la presión política sobre el Gobierno Federal y de la Ciudad de México que son del mismo partido de izquierda, Morena?

Las graves fallas en obras de infraestructura no tendrían que ser “usuales” o asumirse simplemente como “esas cosas pasan” según afirman algunos. Y una vez suceden generan investigaciones y debates sobre sus causas, así como largos litigios sobre las responsabilidades y los costos. En Colombia tenemos ejemplos recientes como Hidroituango, el Túnel de la Línea o el puente Chirajara. En el caso de la Línea 12 apenas comienzan y mientras tanto se encuentra inhabilitada, afectando la movilidad de miles de personas.

La propuesta de Slim resulta novedosa y casi que excepcional en el mundo latinoamericano de las grandes obras de infraestructura cuando fallan. ¿Por qué lo hace? A primera vista la respuesta parece simple y él mismo la da: “los más importante es que la línea se rehabilite.” Además, al ocurrir el siniestro en una urbe como Ciudad de México aumenta la exposición y el impacto. ¿Será que más allá de lo legal, estamos ante un ejemplo de la necesidad de atender en serio las variables reputaciones y estratégicas de las empresas?

Este importante precedente debería contribuir con una necesaria reflexión en Colombia y Latinoamérica sobre las formas de gestionar las fallas en las obras públicas y la importancia de estimular relaciones más proactivas entre gobiernos y empresas para darles solución, reduciendo el impacto negativo sobre la sociedad y la economía.

Finalmente, vale mencionar que en “SLIM, biografía política del mexicano más rico del mundo” (Diego Enrique Osorno/2015) al preguntarle si se consideraba de derecha o izquierda, respondió: “no creo en la geometría política.”  Le parece más importante la pluralidad y la libertad.

@Fer_GuzmanR