La Corte Constitucional dio vida a dos partidos políticos en Colombia: el Nuevo Liberalismo y Colombia Humana. Los efectos de estas trascendentales decisiones dependerán de los desarrollos que haga el Consejo Nacional Electoral y de la capacidad organizativa y estratégica de estas colectividades, que entran en el panorama electoral en momentos en que la debilidad de los partidos se evidencia en el interés de tantos candidatos por inscribirse a través de firmas.
La protección de los derechos a la participación política que se amparan en estos casos, tanto frente a las condiciones del conflicto y la violencia, como en razón del nuevo espíritu de la Constitución y las garantías a la oposición, causa un inédito impacto en el sistema político colombiano, pues por orden judicial y en igualdad de condiciones, reviven dos organizaciones partidistas en medio de los procesos electorales para la integración del Congreso y la elección de Presidente y Vicepresidente de la República.
Se trata de una oportunidad singular para estas agrupaciones y sus dirigentes, como también de un reto complejo, pues de las decisiones que adopten dependerá su suerte. Más de lo mismo o renovación de la política, es lo que la ciudadanía tendrá que evaluar y calificar en los comicios del 2022.
Y ello, en medio de los debates jurídicos que surgen sobre las condiciones de operación de estos partidos, las garantías que deben reconocérseles y la forma de ponderar este reconocimiento respecto de la operación de los restantes partidos.
Un elemento a considerar en este frente, tiene que ver con las medidas que deben adoptarse para que los nuevos partidos participen en igualdad de condiciones de cara a las elecciones próximas.
Con prioridad se requiere que las sentencias constitucionales sean comunicadas a las autoridades electorales y que éstas adopten en forma inmediata las medidas administrativas necesarias para su cumplimiento, teniendo en cuenta que están corriendo ya los términos del calendario electoral y que los nuevos partidos no pueden quedar excluidos de las oportunidades que otras colectividades han tenido.
Un aspecto de especial relevancia en este campo, tiene que ver con la oportunidad para que el Nuevo Liberalismo y Colombia Humana puedan realizar consultas internas para la selección de candidatos que participen en los procesos del próximo año.
Si bien este término ya venció, no podría oponérseles el calendario electoral, pues su existencia jurídica apenas se materializó con decisiones judiciales posteriores. Garantizar los derechos tutelados implica reconocer a estas colectividades todas las oportunidades de los demás partidos, entre ellas, la de realizar consultas internas previas a los comicios próximos.
Esto reabre para el país un interesante espacio que otras colectividades descartaron, generando entre otros efectos, el que haya sido necesario acudir a la compleja y costosa recolección de firmas para avalar candidaturas.
Si los nuevos partidos quieren marcar diferencia, bien pueden nutrirse democráticamente y ampliar el espectro de la política nacional, mediante la realización de consultas que permitan la selección de aspirantes con amplia base popular y a partir de un debate sustentado en propuestas y en experiencia.
Espera el país que los líderes y seguidores de estos partidos aporten menos críticas y más ideas para construir una Colombia más justa, incluyente y segura. Menos polarización y radicalismos, menos lenguaje de agresión, más trabajo en equipo, más generosidad al momento de construir las bases de nuevas propuestas para todos, son los legados que les darían copiosos frutos a partidos que representan opciones interesantes para fortalecer la democracia.
No es cerrando caminos institucionales como se construye la política del futuro. Por tal razón, es el momento de honrar el criterio constitucional que en buena hora adoptó la Corte, para celebrar la presencia de estos nuevos actores, así como de exigirles que asuman el reto, más allá de las aspiraciones particulares, con vocación de aportar a la renovación democrática, como ruta indispensable para alejar autoritarismos y populismos, que rondan en nuestra región.