Nada diferente a lo usual | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Junio de 2018

QUIENES pregonaron que la situación que estaba viviendo nuestro país por la proliferación de candidatos a suceder a Santos era gravísima, tuvieron que conformarse con reconocer que aquí no sucedió nada diferente a lo que usualmente ocurre cuando hay elecciones.

Cinco candidatos en las llamadas primarias se batieron bien; como sabiamente quien hace nuestras leyes dispuso que el presidente sería aquel que obtuviera más del cincuenta por ciento de los votos. Como eso no suele suceder en la primera ronda, luego se batirían en el duelo democrático los que hubieran obtenido la mayor cantidad de votos.  Así sucedió y al final se batieron Duque y Petro. Fue una batalla de la cual no resultó nadie mal herido ni físicamente ni pudo sentirse discriminado u ofendido. Todo transcurrió dentro de la mayor cordura y los dos candidatos se esforzaron para convencer a sus conciudadanos sobre la bondad de sus respectivas propuestas. Resultó ampliamente triunfante el candidato Duque y quedó así consagrado como nuestro nuevo próximo presidente a partir del 7 de agosto y debemos respaldarlo deseándole que nos maneje bien.

Santos debe estar satisfecho de haber presidido y dirigido un certamen de la mayor trascendencia con limpieza sin inclinaciones hacia nadie. La balanza del gobierno fue absolutamente imparcial. Ahora lo que nos corresponde a los ciudadanos de bien, que son la mayoría del país, es respaldar a quien resultó ganador porque sin lugar a dudas es la voluntad de los colombianos que Duque sea quien nos comande en los próximos cuatro años. Gracias a Dios la reelección quedó prohibida y según la Constitución, en el 2022 tendrá que entregar las riendas del poder a quien sea escogido para ello. Es prematuro y hasta de mal gusto hablar de lo que sucederá, sin embargo no hay que olvidar lo que algún importante político dijo que quien prevé gobierna bien.

No es pertinente sorprenderse que todo haya transcurrido en completa calma y que los resultados hayan sido recibidos y aceptados con serenidad. Unos votantes con gusto y satisfacción y otros a quienes sus conciudadanos no acompañaron en sus ambiciones, también quedaron contentos porque fueron actores y testigos de la democracia en acción. Claro que circunstancias ajenas a las elecciones contribuyeron a que hubiera solaz y satisfacción. Posiblemente es darle poca trascendencia a la actitud serena de la ciudadanía, a lo que estaba sucediendo en el mundo frívolo como es el campeonato mundial de fútbol. Estábamos viendo por el prodigio de la televisión los partidos y nos preparábamos a ver a Colombia triunfante ante Japón. No pretendo ser comentarista de este deporte, pero también estuve pendiente del resultado que fue adverso a nuestros deseos. Lo que no significó que siguiéramos las contiendas deportivas de otros países.  Nos hemos entretenido en eso y tal vez la parte política no es que haya dejado de interesarnos, sino que encontramos otra entretención mucho más amable. Debo reconocer que este es un comentario un poco frívolo.