MONSEÑOR LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Domingo, 9 de Junio de 2013

Con moderado optimismo

 

Me  he referido en anterior reflexión a un escrito de Plinio Apuleyo Mendoza (El Tiempo 25-05-13) sobre las miras íntimas de las Farc en los pasos que dan, sea con fusiles o sea en mesas de negociación. Esas líneas “me pusieron a pensar”, y me sacaron de mi silencio sobre el “proceso de paz” que se adelanta en La Habana. Palpar así, escuetamente, esas miras íntimas de los subversivos y sus bien urdidas estratagemas, es apunte beneficioso para que se converse con ellos “con los ojos abiertos”, según  acertada expresión de García Márquez. Se siente, con lo anterior, un aire de pesimismo, pero hay qué luchar contra él pues es preciso, con prudencia y dentro de los cauces legales, avanzar decididamente hacia una paz estable.

Otras reflexionesse han dado, en tono distinto a las de Apuleyo, que también “nos ponen a pensar”, con un acento optimista pero “moderado”, de espíritus que saben serlo sin pasar del pesimismo a ingenuas ilusiones. No es fácil poner en cintura, dentro de marcos de legalidad y de principios, a quienes se habían situado en ideales del todo contrarios a esos cauces y persisten en querer implantar su pensamiento, bastante anárquico.

        En este nuevo tono El Tiempo (28-05-13) editorializó sobre “Optimismo Moderado,con líneas iniciales no exentas de magnificar los primeros medioacuerdos en las conversaciones en Cuba, sobre el tema agrario, pero, hacia el final, reconociendo que en ese borrador “hay todavía asuntos pendientes” y “salvedades en torno de temas de enorme trascendencia, que todavía distancian a las partes”. Por lo anterior, siendo realista, concluye el editorialista: “No obstante los buenos augurios, es oportuno moderar la euforia”.     

        En ese mismo estrado de reflexiones que “ponen a pensar”,   están las presentadas por el cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal, S.E.  Rubén Salazar Gómez, (27-05-13). Señala, ante todo, la importancia de que haya un asomo de entendimiento en las conversaciones de Cuba sobre el “tema de la tierra” considerado en anterior comunicado del Episcopado Colombiano como “fundamental para la construcción del paz”, como aplicación del mensaje social cristiano. Destaca que llegar a acuerdos sobre el tema en esas mesas de negociación es estímulo a cuanto debe decidirse en tantos lugares de diálogo normales que existen en el país.

        Digno, también, de toda atención el llamado del señor Cardenal a que en todos los foros constitucionales de decisión, estimulados por lo que se acuerde en La Habana, haya decisiones efectivas en favor de tantas víctimas que han causado los violentos en Colombia, con injusto arrebato de sus tierras. Porque, dice a renglón seguido: “la consolidación de la paz requiere una justicia que acentúe la dimensión restaurativa de la pena, y sea capaz de reparar, integralmente, a las victimas del conflicto armado”. Pide “salidas jurídicas y políticas” que faciliten la reincorporación a la sociedad de los actores armados, evitando cualquier apariencia de impunidad.Cada una de las llamadas anteriores pone no solamente “a pensar”,sino que es reclamo serio y ponderado a no dar pasos de excesiva benevolencia que pongan en serio peligro las bases de la nacionalidad.

Hay otros llamados más del cardenal Salazar como son la necesidad de que se le dé la “debida celeridad”, al proceso en camino; que seexpresen con libertad las discrepancias que haya, pues es parte de una sana democracia, pero que se expresen en un clima de civilizado respeto; que se llegue, efectivamente, a un cese definitivo del conflicto armado.  Punto destacado es el de que no se excluya a Dios de estos esfuerzos, pues la inmensa mayoría del pueblo colombiano dirige confiado una  oración a Él  en solicitud de su eficaz ayuda para llegar a la paz de los espíritus, sin la cual todos los esfuerzos serian inútiles.  

monlibardoramirez@hotmail.com

*Presidente del Tribunal Ecco. Nacional