MONSEÑOR LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Junio de 2014

Diversos caminos hacia la paz

 

Todo  ser humano es entrañablemente amigo de la paz, pero hay distintas propuestas o caminos para llegar a ella. Señalar como enemigo de la paz a quien no acepte determinada propuesta para avanzar hacia ella, y sindicarlo como “pregonero de guerra”, es actitud mendaz y falacia irresponsable. En nuestra amada Colombia se han tenido enfrentamientos, desde nuestros aborígenes, y en sus diversas épocas a partir de la Conquista, a los cuales se les ha buscado solución bajo distintos estilos, sin que esté bien señalar como “apátrida” a quien difiera de opinión ante ellos.

Hemos tenido distintos estilos para frenar la violencia armada que realiza innúmeros y atroces crímenes, enfrentando al legítimo gobierno de un país de gentes honestas, que tiene una Constitución que señala como primeros derechos el respeto a la vida y a vivir en paz. Con cada estilo se ha querido fomentar la paz y no la guerra, con apoyo agradecido, en su momento, de ese sufrido pueblo. Es deber del Estado defender esos derechos ciudadanos, y poner freno a quienes atentan contra ellos, y, al llegar a acuerdos, con quienes han delinquido, hay qué exigirles reconocimiento de sus crímenes, entregar armas, y mostrar claro propósito de no delinquir más. Lo contrario sería dejar camino abierto para nuevos crímenes.

Un Guillermo León Valencia enfrentó con mano dura a los violentos, logrando reducirlos, a mínima expresión, y se le llamó “Presidente de la paz”. Ese fue su estilo, pero, por desatención de los gobiernos a necesidades básicas de la población, surgen, luego, ejércitos rebeldes motivando a la guerra armada, convirtiendo, después su organización bélica en uno de los principales carteles del narcotráfico.

No ha sido calificado como “bárbaro” promotor de guerra el presidente Valencia, como tampoco Belisario Betancur, quien luego de denodados esfuerzos por la paz, mantuvo en firme la defensa de las instituciones cuando la demencia de los violentos quiso montarle juicio público en el Palacio de Justicia. Tuvo también su estilo de avance hacia la paz Virgilio Barco, inicialmente con mano firme, pero llegó a acuerdos con el M-19, con exigencia, eso sí, de real entrega de armas, llegando a entendimiento sin tanto protagonismo ni condiciones prepotentes de los rebeldes. Gran lucha hizo, también, por la paz, Andrés Pastrana, con heroicas actuaciones de ir hasta la selva, y no desde cómodos hoteles, en busca de entendimientos con los alzados en armas, ofreciéndoles, con aplauso nacional, un territorio como “zona de despeje”, teniendo que cancelar esos esfuerzos por grave y reiterado incumplimiento de esos rebeldes.

También ha sido luchador por la paz el presidente Uribe, con sus ofrecimientos generosos como en el caso del llamado “Canciller Granda”, y cuando liberó de la prisión decenas de militantes guerrilleros, no incursos, eso sí, en crímenes atroces. Logró que en Colombia se pudiera transitar sin temor por carreteras en donde antes las bandas delictivas impedían el derecho a la movilización. Querer negar estos grandes servicios al país, en los que estuvo comprometido el actual Presidente, y querer señalar esa gestión de mando como solo “guerrerista”, es ingratitud y apasionada visión rayana en mala fe.

Ante el Corazón de Jesús, en cuyo mes estamos, pidamos que los actuales candidatos, en lugar de empeñarse en descalificaciones, presenten efectivas soluciones y busquen avanzar, pero con prudencia, en un proceso de paz, diáfano, sin tantos interrogantes como el que se ha estado adelantando. Que cese la guerra de injustas inculpaciones, y se abra paso a la guerra al descuido de las necesidades populares. Que se presenten programas realizables, no electoreros, que lleven a una paz bien cimentada, para la cual hay diversidad de caminos, sin pretender triunfar con malévola descalificación de los contradictores.

monlibardoramirez@hotmail.com

*Presidente del Tribunal Ecco.Nal.