Tributos desequilibrados
La reforma tributaria que se debatió en el Congreso tiene más de inequitativo que de equilibrar y superar los desfases impositivos que existen en Colombia desde hace 20 años, cuando nació la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN.
Esta, que se presentó como la reforma estructural esperada desde hace 4 ó 5 de las anteriores, tiene unos desfases y desequilibrios difíciles de resistir, en especial, en una sociedad como la colombiana, que ante la falta de confianza en las instituciones públicas, hace lo posible por evadir su responsabilidad tributaria. Y aunque no justificamos este comportamiento, sí se explica con un modelo que carga las clases trabajadoras y hace descuentos a los grandes empresarios.
Aunque ha habido casos como estos, también vale la pena decir que no pagarlos sí que es un problema para que el Estado pueda funcionar, construir carreteras, puentes, dar educación y salud. Pero hacer una reforma que les da a los empresarios del país una nueva prebenda, como la de liberarse de las cargas parafiscales, con los cuales se sostiene el Instituto de Bienestar Familiar y el Sena, sí que raya en lo contradictorio.
La trampa de la pobreza más peligrosa de la historia, se elevó a rango constitucional en este gobierno con el Acto Legislativo sobre “sostenibilidad fiscal” donde los derechos quedaron supeditados a los presupuestos y ahora con esta reforma tributaria, toda la política social (la cual no comparto a profundidad por asistencialista), estará dependiendo de la “gran minería” que por los bajos niveles de control y forma de renta a boca de mina, solo nos dejan daños ambientales, ríos secos, bosques depredados y la eliminación de derechos en mediano plazo.
Y si miramos las otras distorsiones de la reforma, ésta es totalmente injusta con una clase media que cada día se ve más amenazada y pierde cada día posibilidades de ascender, de crecer, de contar con salarios dignos que paguen sus estudios superiores (cuánto cuesta una universidad en Colombia). Nos quedamos esperando el gravamen de los dividendos; los rentistas de capital, de las regalías. El control a los especuladores del mercado financiero. Solo en la medida en que la gran exploración y depredación sean exitosas, tendremos políticas asistencialistas.
Por estas y muchas más razones, como la de que el proyecto de reforma estructural no apareció por parte alguno, generando tamañas distorsiones es que digo no a pasarlo como está, y sí trabajar, Gobierno, Congreso y sociedad, en un verdadero remezón tributario, donde la transparencia sea la nota predominante. ¿Por qué mejor el Gobierno y el director de la DIAN no hacen lo posible por controlar la evasión, una de las más altas de América Latina desde hace años? Dicen los expertos que si se adoptan medidas drásticas para hacer pagar los tributos actuales, se conseguirían los recursos de dos reformas tributarias. Lo otro, es eliminar la puerta giratoria de las exenciones, donde se registra el fraude.
No a esta reforma de los desequilibrios.
*Senador Polo Democrático