La Banca contra la humanidad
En la red circula una protesta de una anciana de 86 años contra el sistema bancario británico. El gerente vio razón y la hizo publicar en El Times de Londres. Cualquier parecido con Bogotá no es mera coincidencia. Dice así la carta.
“Estimado Señor, le agradezco que rebotará mi cheque con el que pagué al plomero. Según mis cálculos tardé tres nano segundos en cubrir la cuenta después de que él hiciera el cobro. Usted aprovechó ese brevísimo lapso para penalizarme con 30 libras por el inconveniente que creé a su banco. Y no obstante que yo les deposito toda mi pensión puntualmente desde hace ocho años durante todo el mes. Mi agradecimiento surge al haberme obligado a repensar mi relaciones financieras. Noté, por ejemplo, que mientras personalmente contesto sus llamadas telefónicas, cuando yo en cambio necesito contactarlo me encaro con ese ente impersonal, pregrabado, metalizado, en el que se ha convertido su banco. Desde ahora en adelante optaré, como ud. de hablar sólo con personas de carne y hueso.
Mis pagos hipotecarios y los débitos ya no serán automáticos sino que los enviaré a su banco en cheque personal y confidencial a un empleado que usted deberá nominar. Tenga usted presente que, bajo la ley, sólo esa persona podrá abrir el sobre. Le adjunto un formulario para que ese empleado lo llene. Lamento que ese formulario tenga ocho páginas, pero es idéntico al que ustedes me han hecho llenar a mí. Por favor advierta que todas las copias del empleado que usted nomine deben tener certificado de su estado de salud notariado, así como su situación financiera (ingresos, deudas, propiedades, hipotecas) certificados con respaldo probatorio. Una vez recibido el formulario y según mi convivencia, le daré al empleado un número de PIN que él deberá citar en sus negocios conmigo. Lamento que dicho número no puede tener menos de 28 dígitos pero es que lo modelé según el número de marcaciones requeridas para acceder a mi propia cuenta bancaria en su sistema audio. Como dice el aforismo. La imitación es la más sincera forma de elogio. Permítame pues continuar con ello.
Cuando. me llame pulse asterisco para obtener una cita. Para pagos marque *-1. Para trasferir su llamada a mi sala marque *-2, si estoy acostada trasfiera llamada a mi alcoba con *-3. El *4 se hará si estoy haciendo mis necesidades en el baño. El *5 trasfiere la llamada al teléfono móvil si estoy fuera. El *6 sirve para dejar mensajes en mi PC. Pero para ello se requiere una clave que sólo daré al contacto de carne y hueso antes mencionado. El *7 le permitirá volver al menú a repasar las opciones. Y el *8 sirve para escuchar sus quejas o preguntas. En ese caso el susodicho contacto deberá aguardar pacientemente mi servicio automático de respuesta escuchando una música de fondo que se le infligirá mientras dura. Es una buena manera de acelerar la demora. Siguiendo su ejemplo estas consultas tendrán cobro. Me despido su humilde cliente y procure no irritar a las personas de edad”.
Aquí estas quejas son inocuas por cuanto la Superintendencia encargada de vigilar al sector financiero está compuesta por funcionarios que buscan obtener, luego, puesto en ese mismo sector. Es la puerta giratoria entre la inepta burocracia y los beneficiados de una de las intermediaciones financieras más altas del mundo.