EL chiste en las redes:” Europa estás divina ¿has perdido algunas libras?”

 

La salida de la Gran Bretaña de los 28 países que conforman la Unión Europea, dejará ver sus efectos en los próximos dos años. El primer ministro Cameron, en aulagas políticas internas en su partido en el 2013, prometió hacer un referendo que ahora llevó al divorcio tras casi sesenta años de beneficios mutuos. En vez de defender las evidentes ventajas del acuerdo, optó por la maniobra más fácil.

 

Acostumbrado a quejarse ante los europeos para asegurar gabelas en las negociaciones, introyectó ese discurso en la mente inglesa. Y los votantes terminaron por tomar al continente como chivo expiatorio de cualquier cosa. Las notables ventajas del acuerdo que han beneficiado en las últimas cinco décadas al Reino Unido, dejaran de hacerlo. Todo el complejo andamiaje jurídico, aduanero y de negociaciones, lo han tirado por la borda. Países como Irlanda y sobretodo Escocia plantean su fidelidad a Europa y su deseo de romper con Gran Bretaña, pues su voto preferente, no coincidió. Hay quienes proponen que la propia Londres podría optar por ser un distrito capital para mantener las ventajas de la UE, diferenciándose de las provincias inglesas. Por no mencionar al islote de Gibraltar que con más compañías que número de habitantes, tiene en Europa su modus operandi. 

 

El incauto Cameron debió renunciar dejando dividido a su partido conservador, y los laboristas quedaron más divididos aun. La Constitución británica que es parlamentaria y no de democracia directa, se vio abocada a someterse a una votación consultiva, como si fuese un mandato imperativo. Pero los votantes no sabían qué cosa votaban por cuánto los políticos no supieron hacer la pregunta. Y en consecuencia tampoco tenían la respuesta como es hoy notorio. Al otro día cuando la libra esterlina empezó su descenso y las acciones cayeron, la pregunta que más hicieron los votantes en las redes era ¿qué cosa es la Unión Europea? Perdieron hasta en el fútbol. Y hubo un pesar, un Regrexit. 

 

Inglaterra que por el libre comercio, libró las guerras contra el proteccionista Napoleón, no dejará de abogar por el libre comercio a pesar de lo que digan demagogos como Donald Trump. En eso hay unanimidad. Pero creyeron que la libertad de movimiento de las personas debe ser inferior a las de las cosas. Y eso no resulta ético a los conscientes de su propia historia y de su responsabilidad en el lejano y medio oriente por lo que hoy ocurre.