Es un dilema que a causa de la inseguridad muchas personas se enfrentan a defenderse o que los maten. Se ha abierto el debate sobre la posesión de armas en manos de la población civil, pues esta ha existido desde hace muchos años a través de salvoconductos expedidos por el Ministerio de Defensa y armas vendidas por Indumil. En Colombia hay cerca de 700 mil armas en porte y tenencia de civiles debidamente legalizadas y 4 millones 300 mil clandestinas, según informe del gobierno, es decir 5 millones de armas, el 10% de la población, una cifra considerable.
Un hombre comentaba que por su trabajo debe portar un arma legalizada, le pide a Dios todas las mañanas que nunca tenga que usarla y menos llegar a matar a alguna persona en su legítima defensa o la de sus seres queridos, incluso de cualquier persona indefensa que sea víctima de un atraco o atentado. Pero el decía: si algún dia me toca defender mi vida o la de mi familia o la de alguien, estoy preparado sicológica y moralmente para usar esa arma, procurando disparar a lugares del cuerpo que hieran antes de matar; pero si las circunstancias me obligan a hacerlo, lo haré, así golpee mi conciencia en la seguridad que tanto la ley divina como humana sabrá entenderlo, porque nunca lo haría si no fuera bajo esta premisa: “Matar o morir”.
Ese es el debate que se abre en un país extremadamente violento, donde la delincuencia es inmensamente grande, no solo de los nuestros, sino también del enorme flujo de atracadores y ladrones venezolanos que se han venido a causa que en su país ya no paga atracar y robar, tomando este nuevo destino como objetivo a sus fechorías.
Pero volviendo a las armas en poder de civiles, no deja de ser un tema muy delicado, pues en una Nación como la nuestra tan violenta e intolerante, con índices extremos de inseguridad, se torna difícil extender permisos de armas a civiles, aun con toda la necesidad ante la precariedad de las autoridades, pues el indice de policia por ciudadano es extremadamente bajo.
Queda pues un análisis muy a fondo en el Congreso donde cursa una iniciativa que pretende proteger la vida, honra y bienes de los ciudadanos, permitiendo un mayor uso de armas a la población civil, pero este debate amerita un consenso por lo delicado del tema.
En Estados Unidos la venta de armas a civiles es libre, aunque por el momento por autorregulación las tiendas que venden armamento, algunas han retirado la oferta, debido a los disturbios y masacres ocurridas recientemente.
La vida es sagrada y bajo esta premisa que no parte de religión alguna, sino de un real sentido humano, el Estado está constitucionalmente obligado a protegerla y para ello debe optar por las medidas más adecuadas que garanticen la integridad de la persona humana, siendo la vida lo más valioso.
Queda a la conciencia y responsabilidad de los legisladores las decisiones que tomen en este delicado tema.