Más hechos, menos discurso

Martes, 23 de Noviembre de 2021

El pasado 16 de noviembre el presidente Iván Duque dio un discurso que rápidamente se hizo viral en las redes sociales. En él decía que lo que hemos logrado como país (seguramente se refiere a los resultados de su gobierno) se han hecho defendiendo a libre empresa, la libertad económica y la libertad de elegir, antes de pronunciar estas palabras dijo que el Estado no le ha dicho a nadie que su negocio no va más. Lastimosamente, por los hechos que voy a exponer a continuación la defensa de la libertad económica de este gobierno ha sido más de discurso que de hechos concretos.

Recordemos que el Estado dijo a miles de negocios que no podían operar. En medio de las medidas que implementó para tratar de frenar la pandemia, el Gobierno decidió que había unas empresas y unos sectores que eran más “esenciales” que otros, obligando a muchos a cerrar sus operaciones durante meses e impidiéndoles generar ingresos, llevando a un gran número a la quiebra. Decisiones similares decirse a alguien que su negocio no va más. En hora buena el Gobierno ha tratado de enmendar su error con una reactivación sostenida, y con políticas públicas eficaces de ayuda a las empresas, pero eso no lo exime de su responsabilidad, como tampoco lo hace el hecho que otros países hicieran lo mismo.

Nuestro país tiene una de las tasas impositivas a las empresas más altas del mundo, según el Banco Mundial un empresario paga más del 70% de sus utilidades en impuestos. Durante años hemos creído que se supera la pobreza castigando la generación de riqueza y esto ha tenido el mismo resultado que el de apagar un incendio con gasolina. Este gobierno presentó una reforma tributaria adecuada que disminuía los impuestos a las empresas, pero que lastimosamente fue usada como excusa para que sectores políticos opositores incendiaran el país durante meses. Lastimosamente luego de esto reculó y terminó aumentando aún más los impuestos a las empresas, y afectando más a las empresas y en consecuencia la libertad económica.

Por último, el presidente afirmó que no solo defendía la libertad económica, también la libertad de elección. Con su decisión de exigir el carné de vacunación para entrar a restaurantes, bares, discotecas y eventos, el Estado está definiendo dónde pueden ir a comer o divertirse los colombianos y limitando el número de personas que puede hacerlo. Con un solo decreto le limitó la libertad de elección a más de la mitad de los colombianos que no se ha vacunado. Todos debemos vacunarnos, pero producto de la responsabilidad individual y no del chantaje del Estado. Además, conozco varios casos cercanos de personas que no han podido terminar su esquema de vacunación por falta de disponibilidad y no de voluntad.

Hoy Colombia enfrenta graves amenazas que pueden destruir su libertad económica y sus libertades en general, y sin duda el modelo actual es mejor que el que ofrece el populista comunista, pero eso no quiere decir que hoy los colombianos gocemos de libertad económica. La libre empresa no solo se destruye expropiando. Exijamos a quienes quieren gobernar que defiendan la libertad económica con hechos y no solo con palabras. Más hechos, menos discursos.