"Rusos estarían saboteando elecciones en Colombia". Esta alarmante noticia, publicada por el periódico El Tiempo, se basa en las afirmaciones de Frank Mora, exsubsecretario de defensa de Estados Unidos, y es afín a una sospecha local que va in crescendo: el nivel de manipulación al que estamos sometidos los colombianos sigue subiendo. Pero, no sólo ahora, por cuenta de los rusos, como lo afirma Mora, sino además, por los poderosos locales, de uno y otro bando, que se creen rusos en el arte de manipular la democracia colombiana, jugando con las emociones primarias de los votantes.
Ojalá hablaran los asesores de imagen importados y develaran sus métodos ya probados en otras latitudes, para desenmascarar a los dueños del teatro de la comedia local, que debilitan nuestra democracia, abusando de las redes sociales y aprovechando la polarización. Tienen en común con los rusos el desprecio por los electores.
Hilos invisibles, cada vez más poderosos, nos manipulan como marionetas, al ritmo de libretos escritos para movilizar nuestras pasiones, hacia objetivos cada vez más alejados del bien común. Intuimos que nos mueven, pero no sabemos hacia donde.
“El objetivo de fondo es identificar a opcionados que puedan crear un conflicto con EE. UU. y debilitar la alianza que existe entre ambos países”, afirma Mora en la entrevista a Sergio Gómez Maseri.
El subsecretario indicó que los rusos estarían, por ejemplo, tratando de desacreditar a los medios tradicionales de Colombia publicando noticias falsas en redes, donde se contradice a estas publicaciones.
"Tratan de crear un mundo en donde el electorado ya no sabe lo que es real o falso. Es una estrategia muy barata que ocasiona caos y que los beneficia”, afirma Mora. “Están utilizando las redes sociales para crear desconfianza y confusión”
Aunque, según el entrevistado es una estrategia que cobija a varios países en elecciones, el método empleado nos resulta familiar: Identifican, afirma Mora, al candidato que más polarización puede crear con EE.UU. y luego trabajan para beneficiarlo. Los actores locales, parecen conocer muy bien el método que describe como el "sharp power" (poder agudo).
El periódico cita una publicación del Centro de Pensamiento National Endowment for Democracy (NED), donde explican el modelo usado para penetrar las democracias: “apela a la creación del caos y la desinformación para debilitar y desestabilizar el sistema democrático en países ya de por sí frágiles”.
El papel desempeñado por algunos de los grandes medios locales en el debilitamiento progresivo de nuestra democracia, está por estudiarse. Han sobredimensionado su poder como “electores”. Se han alineado en trincheras ideológicas, que los evidencian muy acuciosos y agudos para denunciar, por ejemplo, la corrupción, en el candidato ajeno, pero ignorando el mismo pecado en el candidato de sus preferencias. Por este camino se extravían la objetividad, la verdad y la confianza. Aunque creen mover los hilos del poder tras bambalinas, ellos también son parte del tinglado.
Hay que ponerle atención a las palabras del Presidente Santos: “Los ataques contra la democracia también tienen que ver con la difusión de información falsa, de mentiras que buscan atemorizar o generar desconfianza, y así manipular a los electores”.
Los Presidentes siempre saben por qué dicen lo que dicen.