MARÍA ELISA URIBE VEGALARA | El Nuevo Siglo
Lunes, 28 de Enero de 2013

¿Cómo las aprovechará Bogotá?

 

Hoy  es un reto para Colombia la buena administración de su caudal minero y energético para alcanzar logros como la superación de la pobreza, sin menoscabar la conservación del medio ambiente y la viabilidad de los demás sectores como la industria y la agricultura. Así, vale la pena recordar la declaración, cuasi dogma de “esparcir bien la mermelada en toda la tostada nacional”, emitida por el entonces ministro Juan Carlos Echeverry, que quedó impresa en la jerga popular y hace alusión, de manera retórica, a distribuir de manera equitativa los ingresos de la Nación y particularmente las regalías por la explotación de los recursos naturales no renovables, hacia todas las regiones -no sólo hacia las productoras- por tratarse de la riqueza del país, propiedad de todos.

La nueva regulación proveerá a Bogotá de una cantidad de recursos nada despreciable. Entrarán a su bolsillo ingresos nuevos, antes no esperados y adicionales al Presupuesto propio del Distrito, que no se pueden despilfarrar. De acuerdo con la Ley 1606 del 2012, aprobada a finales del año, que decretó el Presupuesto del Sistema General de Regalías para el bienio 2013 y 2014, la Nación recibirá más de 17 billones de pesos y Bogotá una suma cercana a los 285 mil millones de pesos.

Este monto es similar a la tercera parte del cobro por valorización que actualmente golpea la puerta de los capitalinos, con destino, entre otras, a treinta y cinco obras de infraestructura vial. Es un valor comparable con el costo estimado de la construcción de dos líneas de cable aéreo en el sur de Bogotá que se encuentra todavía en estudio.

Los proyectos deben pasar por la OCAD Regional Centro Oriente, donde se sientan los gobernadores de Cundinamarca, Boyacá, Santander, Norte de Santander, dos alcaldes por departamento, el burgomaestre capitalino y representantes del Gobierno nacional. Más de la mitad de la asignación para Bogotá se destina a proyectos de inversión, entendidos como prioritarios y de gran impacto regional. En orden de magnitud incluyen la construcción del tramo de Bogotá de la línea occidental; conservación, restauración y uso sostenible de los páramos de Guacheneque, Guerrero, Chingaza, Sumapaz, los Cerros Orientales de Bogotá y su área de influencia; la vía Suba-Cota y gastos en seguridad alimentaria (dentro de las partidas del Fondo de Desarrollo Regional). Adicionalmente, de conformidad con la exigencia constitucional, se asigna cerca de un veinte por ciento para ahorro y estabilización; catorce por ciento a ciencia y tecnología y once por ciento para ahorro pensional.

Con la creación de los Órganos Colegiados de Administración y Decisión-OCAD y el Sistema de Monitoreo, el ministro Cárdenas busca garantizar una distribución eficiente de “la mermelada” minera. Bogotá tendrá que armarse de capacidad para armonizar la Ciudad-Región, el consenso, la capacidad de consulta y la integración colindante. Luego, la capacidad de ejecución que tenga el Distrito será determinante.