“Garantías sobre no impunidad son risibles”
HILANDO FINO
El terror paga
EL escalamiento de los ataques de las Farc en las últimas semanas, que dejó múltiples muertos y a miles de colombianos humildes sin luz ni agua potable, además del imperdonable derramamiento de petróleo en ríos, dio a los narcotraficantes un excelente resultado.
La respuesta del Presidente a más de 65 actos de terror cometidos por las Farc en 54 días, ha sido comprometerse a un “desescalamiento”, o sea a una tregua, de cuatro meses. Así, a partir del 20 de julio habrá un cese el fuego bilateral, algo que Santos había prometido no aceptar antes de que se firmara la paz.
Esto va a ratificar lo que el país ya sabe: que a Santos no se le puede creer. Algo que en estos días se ha hecho aún más contundente al oír y leer las abundantes entrevistas que Santos se ha dedicado a hacer para tratar de convencer a los colombianos de las “bondades” de las negociaciones en La Habana.
En la entrevista con Claudia Gurisatti en RCN, quedó muy claro que los sofismas acuñados por Santos y sus negociadores ya no convencen a nadie. Expresiones, como la de la famosa “dejación de armas”, simplemente quieren decir que los de las Farc no entregarán las armas, sino que las dejaran en sus casas, (¿para futuro uso?).
Las garantías y promesas del Presidente en las múltiples entrevistas, sobre la no impunidad en el proceso, son casi risibles, pues entre más promete que no habrá impunidad para los criminales de las Farc, más claro queda que ninguno de ellos recibirá ni un día de cárcel. Ni siquiera los que cometieron crímenes atroces contra la población civil, crímenes de lesa humanidad.
Además, ahora Santos pretende que debemos hablarles suave a los de las Farc. Nada de mencionarlos con apelativos que los puedan lastimar, ¡pobrecitos! Decirles narcotraficantes, asesinos, secuestradores, violadores, es ahora un pecado contra la paz. ¡Esas sí son perlas!
Cómo se reirán en La Habana estas joyas, quienes, como van las cosas, serán los futuros senadores, alcaldes y gobernadores de Colombia. Porque eso es lo que pretenden con todos los privilegios políticos que obtendrán de estas negociaciones. Al fin y al cabo, según ellos, todos sus crímenes durante los últimos cincuenta años fueron por “salvar a Colombia”. Los criminales son otros: el Ejército, la sociedad civil, los empresarios, los gremios, los campesinos que se les opusieron, los gobiernos electos por el pueblo democráticamente.
¡Qué sartal de engaños y mentiras! ¿Se puede realmente construir la paz de esta manera? Tanto sofisma mentiroso solo pretende engañar a una nación acorralada ante el cinismo de las Farc. Quienes, según Santos, no han acumulado ni un centavo de su narcotráfico, miles de millones, que según dicen, solo usaron para alimentar, vestir y armar hasta los dientes a sus tropas terroristas, perdón, quise decir, a su “angelitos”.
Bien por el retiro de Marta Lucía Ramírez de la Comisión Asesora de Paz, otra falacia más de Santos, la cual, como lo dejó muy claro la líder conservadora, no ha servido para nada.
¿Que el terror paga? ¿Quién lo duda al ver lo que obtendrán de estas negociaciones las Farc?