“Poco realistas e inmaduros se muestran los griegos”
HILANDO FINO
Irrealismo o inmadurez
EL voto negativo de los griegos el 5 de julio a las propuestas hechas por los europeos para renegociar su deuda y así acceder a una mayor ayuda para salir de su crisis económica, demuestra una gran inmadurez política o un irrealismo impresionante sobre la realidad económica que enfrentan.
Vimos las inmensas manifestaciones el domingo en la noche una vez se conoció el resultado del referendo, ampliamente mayoritario en contra de la austeridad. Oímos los gritos de alegría, la celebración en las calles, los bailes, fogatas y canciones. Vivas a la libertad y a la autonomía. Fue esta la celebración de un pueblo “adolescente”, que se rebela contra sus deberes y responsabilidades, o el festejo de los que creen que con este voto podrán evadir la deuda adquirida por el gasto excesivo y la irresponsabilidad de sus pasados gobiernos y partidos políticos, los cuales repartieron y gastaron euros como si fueran confites en una piñata.
Hoy los socialistas extremos y comunistas griegos, promotores del NO, celebran en las calles, pero mañana ¿cómo van a pagar las pensiones, las prestaciones sociales, los salarios, si no tienen euros ni el apoyo y confianza de los fondos internacionales? ¡Qué poco realistas e inmaduros se han mostrado los griegos! Este NO puede significar su salida del euro, el fin de las ayudas de urgencia del Banco Central Europeo, la quiebra de los bancos griegos, la parálisis de la economía y la difícil creación de una moneda griega.
“Este voto no es una ruptura con Europa”, ha dicho el primer ministro Alexis Tsipras, pero sí es un arma para forzar a los europeos a sentarse una vez más en la mesa con propuestas más amplias y generosas, quizá el perdón de la deuda a cambio de pocas o ninguna medida nueva de austeridad.
Sería injusto que los griegos se salieran con la suya cuando otros países como España, Portugal, Irlanda e Italia han cumplido, con responsabilidad y austeridad, con su deuda y poco a poco se recuperan y salen de sus crisis.
Grecia, en medio del baile y los gritos de alegría, tiene que entender que lo ocurrido no puede repetirse, que la democracia se defiende desterrando el exceso, la corrupción, el clientelismo y, sobre todo, que es importante modernizar de su sistema de gobierno. Grecia requiere de una reforma profunda a su economía y administración.
Europa a su vez requiere también un cambio de planteamientos, de estilo de diálogo, de concepto sobre la función de la Unión.
Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, considera que a los griegos se les ha exigido mucho y que ya es el momento de cambiar las políticas de austeridad que no han dado hasta ahora resultado.
El presidente del Parlamento Europeo, Jean Claude Juncker, expresó su respeto a la posición griega como una expresión de su democracia. Sin embargo, declaró que espera que Grecia cumpla con los compromisos y deudas adquiridas si desea continuar en la Unión.
Voluntad, madurez y sabiduría de todas las partes serán los mejores remedios para sobrepasar esta crisis de la Unión Europea, que amenaza con destruir o quebrantar el sueño de una Europa unida.