MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 31 de Julio de 2013

Sin pan no habrá paz

 

Colombia se prepara para firmar la paz con las Farc. El país entero se encuentra a la expectativa de cómo se logrará tal hazaña. Serán los asesinos de esas narcoguerrillas, los futuros senadores de la Patria, o serán simplemente un número más en alguna cárcel colombiana. ¿Habrá impunidad o habrá justicia? Las victimas tendrán su cuarto de hora, o serán pasadas por agua, archivadas y olvidadas.

Cada colombiano tiene una opinión al respecto, las discusiones en todo lugar y a toda hora son cada vez más acaloradas, y lo que digo no es una exageración; hable usted con los taxistas, los obreros, los banqueros, los periodistas, los jóvenes, los académicos; hable con el que quiera y verá hasta qué punto está dividido el país. Hasta dónde los ciudadanos de la calle, o sea la sociedad civil, difiere de sus representantes políticos. Hasta qué punto está desfasado el presidente Santos de lo que piensan los que no están en el Gobierno. Eso quedó muy claro en la rechifla que le hicieron al Gobierno en la inauguración de los Juegos de Cali.

Pero hay algo que pocos tiene claro; esto ya lo he dicho y lo repito hoy, independiente de si se firma o no se firma, o de cómo y cuándo se firme la paz con las Farc: en Colombia, de una u otra manera, no habrá paz mientras no haya pan en la mesa de todos.

Óigase bien: sin pan, no habrá paz. No habrá paz mientras no haya carreteras, puentes y túneles para llevar a todos los pueblos de Colombia los insumos que sus pobladores necesitan y para que los campesinos puedan sacar sus productos, venderlos y con sus magras ganancias comprar comida y necesidades básicas para sus familias.

Mientras los cafeteros no obtengan buen precio para su café y lo mismo pase con los arroceros, o los paperos; mientras los mineros artesanales se sientan maltratados por el Gobierno y por la gran industria minera; mientras todos ellos no puedan poner pan en sus mesas, no habrá paz.

No habrá paz mientras no haya pan y oportunidades para todos, porque los que tiene hambre, los que se sienten abandonados por el Gobierno, no entienden de negociaciones de paz en La Habana. Solo entienden de injusticia, de carencias básicas, de incumplimiento.

Si hoy negociamos con un grupo narcoguerrillero, los que aún tienen hambre irán a la guerra a demandar pan. Pan para sus hogares, oportunidades para sus familias. No habrá paz sin prosperidad sostenible, sin infraestructura, sin clínicas, sin medicinas, sin escuelas para todos. No habrá paz con el nivel de corrupción que hay en el país.

Lamento decirlo, pero sinceramente creo que para que haya paz hay que construir otro país. Así como estamos, podemos firmar todos los acuerdos que se quieran, podemos nombrar senador a Timochenko y su combo, pero en esta Colombia, sin pan en cada mesa, sin equidad, enferma de corrupción como está, así las cosas ¡No habrá paz!