María Clara Ospina | El Nuevo Siglo
Miércoles, 29 de Junio de 2016

HILANDO FINO

¡Las Farc ganaron!

ESTA guerra que asoló a Colombia por más de cinco décadas, que dejó miles de muertos, hogares destruidos, huérfanos y viudas, miles y miles de desaparecidos, desolación y corrupción en el campo y en las ciudades, que sembró odio, miedo y rencor en nuestro pueblo y destruyó tanto de nuestros lugares más hermosos, selvas y ríos, esta maldita guerra ¡la ganaron las Farc!

 

Con su acostumbrado cinismo, el 23 de junio las Farc firmaron la paz en La Habana teniendo aun la guerra en la mente y el corazón. Esto, de acuerdo a lo dicho por el  Presidente en el Foro Económico Mundial para América Latina, en Medellín.

 

Allí, sin ni siquiera pestañear ante su condenatoria declaración, Santos afirmó: “Tenemos información amplísima de que ellos (los guerrilleros) están preparados para volver a la guerra y la guerra urbana, que es más demoledora que la guerra rural. Eso es una realidad, lo sé”.


Sin embargo,  a pesar de no tener ninguna duda sobre la preparación y la voluntad guerrista, peligrosa y vigente del grupo narcoterrorista, según lo aseverado por él mismo, Santos firmó dicho acuerdo, haciendo gala de una gran incongruencia y del mismo cinismo de las Farc, que bien le conocemos.
¿Es esta una claudicación de las instituciones democráticas? ¿Ganaron las Farc por qué cedimos ante la extorsión, la intimidación y el agotamiento?  ¿Entregó Santos el país a una guerrilla, no arrepentida ni avergonzada de sus crímenes, con sangre en sus manos, su mente y su corazón, simplemente por prestigio personal? Estas negociaciones dejaron tantos cuestionamientos, que sería imposible plantear aun una mínima parte de ellos.


Pero lo que si nos quedó claro fue que las Farc  ganaron, ¡y ganaron en grande! Porque sus crímenes fueron justificados de la manera más descarada. Cada uno de sus asesinatos, secuestros y desapariciones fueron justificadas. El sufrimiento de los desplazados, las pérdidas materiales del país, aun el narcotráfico que convirtió a las Farc en un cartel multimillonario,  fueron declarados crímenes conexos a su actividad de “rebelión”. Justificados dizque  porque la guerrilla necesitaba financiación para cometer sus crímenes contra un estado democrático. Aun los crímenes de lesa humanidad, como la utilización de menores en la guerra, los ataques contra la población civil, todos, sin excepción, fueron justificados.


Ganaron porque sus jefes, los que ordenaron todos y cada uno de sus crímenes, entre ellos, la bomba contra el club El Nogal en Bogotá, el cilindro de Bojayá y  la siembra de miles de minas antipersonas,  no pagarán ni un día de cárcel.


Ganaron porque desvergonzadamente no han pedido perdón al país  por los horrores causados, sin embargo se les concederán toda clase de privilegios, entre ellos tener la capacidad de ser electos a las posiciones más altas del país.


Los colombianos hemos esperado la paz por décadas. Quisiera pensar que las Farc cumplirán con sus promesas. Que en seis meses hayan entregado las armas, que ayuden a desminar, que reparen con sus dineros a las víctimas.


Si esto ocurre, aunque las Farc hayan ganado la guerra,  Colombia habrá ganado el fin de ese grupo narcotraficante y la pacificación, por lo menos de parte del territorio nacional. ¡Quisiera ver a mi Colombia en paz! Ojalá este acuerdo no destruya nuestra democracia.