MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 23 de Septiembre de 2013

El Número 9

 

Pensé que no iba a volver a escribir acerca del expresidente Álvaro Uribe. Digo, con algunas breves excepciones para comentar acerca de un tuit o alguna curiosa barbaridad. Pero aquí voy, de nuevo.

Para un país con la facilidad genética como sociedad de permanecer en conflictos armados desde su fundación como república, no es para nada conveniente que llegue la tropa del futuro senador Uribe.  Y lo digo con plena convicción, Álvaro Uribe llegará al Congreso llevando consigo la lista de sus 50 amigos y amigas cuyas hojas de vida a los/as ciudadanos/as que los elegirán, poco o nada les importa.

Acá el asunto, como lo afirman los uribistas, consiste en retomar el rumbo del gobierno del expresidente. Eso significa el retorno de los tres huevitos.

El análisis de la lista ya ha sido y será ampliamente debatido, yo solo quiero concentrarme en el noveno renglón, el de José Obdulio Gaviria, el ideólogo, aunque suene a chiste, del Centro Democrático.

En primer lugar, resulta increíble cómo la gente hace caso omiso de su origen. No importa que sea primo de Pablo Escobar, afirman que él no tiene la culpa de los errores de su familia. Y tienen razón. Pero resulta que estamos hablando de los errores de uno de los peores criminales de la historia de Colombia, con quien JOG, tenía una relación cercana, y por cercana me refiero a que había afectos, emociones y compromisos familiares de por medio. Sería mucho más honesto y sensato, que JOG lo admitiera. Pero para eso, hace falta tener los pantalones bien puestos. Para hablar con la verdad, hay que tener agallas y determinación.

En segundo lugar, y dada toda su autopropaganda de ideólogo y estadista, me pregunto, en dónde estaba cuando su primo cometía los “errores” esos que todos conocemos y que tanto sufrimos.

En tercer lugar y como lo afirmó en Twitter, Félix de Bedout, “no es que Pablo Escobar regrese al Congreso, es que nunca se fue”, como una demostración del fracaso  de una sociedad que le rinde pleitesía a esa narco-cultura que elogia el dinero fácil, las soluciones a punta de corrupción y la eliminación del enemigo con balas.

Así que la realidad es que Álvaro Uribe y su ideólogo llegarán al Congreso y la gente aplaudirá su elección y retornará un estilo de hacer política descalificando, amenazando y agrediendo al contrario. Y como afirmé en un comienzo, un país tan esquizoide como somos, no le conviene que le inoculen miedos, rabia y más sangre.