MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 2 de Septiembre de 2013

Muertes químicas

 

En Estados Unidos la semana pasada la opinión pública estaba alborotada con los últimos sucesos ocurridos en Siria. Y es que la muerte de niños y niñas con el uso de armas químicas llevó al presidente Barack Obama a afirmar que este tipo de ataque en contra de la población civil, significaba cruzar una línea roja que ponía en riesgo la seguridad nacional de su país. Esta semana espera el permiso del Congreso para tomar una acción militar y bombardear a Siria y darle un apoyo al sector de la población que desde hace dos años lucha por derrocar a la dictadura que completa ya más de 40 años en el poder.

Curioso que el presidente Obama pida permiso siendo comandante y jefe de las Fuerzas Armadas. Pero inteligente también. Es recurrir al permiso de la población por medio de los congresistas. Pero me atrevo a decir que a pesar del horror de las muertes, Siria seguirá transitando por una guerra civil sin ninguna salida certera. O sí, la única que tiene es la de resignarse al régimen autoritario de Bashar al Asad, y deponer los sueños democráticos derivados de las primaveras árabes vividas en 2011. El Congreso de EE.UU. no apoyará una intervención militar porque nadie quiere volver a repetir la incertidumbre de una guerra como la de Afganistán y la de Irán. La verdad que proviene de esas latitudes es que una cosa es la filosofía occidental y otra muy distinta la oriental. Allá ellos con sus costumbres y nosotros con las nuestras. Tratar de exportar modelos políticos a culturas tan antiguas y llenas de sus propias complejidades, no tiene el mejor resultado.

Pero además la decisión de intervenir militarmente por causa del ataque químico puede ser fuertemente controvertida, en la medida en que después de dos años de guerra ya van más de cien mil muertes a punta de bombardeos y muchos se indignan al contrastar que una muerte química tenga mayor peso que una con una bala o un mortero.

El Consejo de Seguridad de la ONU vetará la intervención por la negativa de Rusia y de China. Y el Congreso de Estados Unidos, y el mismo presidente Obama, no están interesados en quebrantar las relaciones con estos dos países. Inglaterra declinó, y Francia es el único de los aliados que estaría dispuesto a apoyar a los americanos. Podrían empezar por expulsar a la esposa de Bashar quien vive de compras en París mientras su país se desangra.