Macron reelegido | El Nuevo Siglo
Lunes, 25 de Abril de 2022

 Los más reconocidos profesores de derecho constitucional de Francia -dentro de los cuales se encuentran varios muy cercanos a Colombia, como son los profesores Fabrice Hourquebie, Ferdinand Mélin-Soucramanien, Dominique Rousseau,  Jean-Philippe Derosier-,  consideraron necesario exponer en una columna de prensa su inquietud por la intención manifestada  por la candidata Marine Le Pen  de realizar una reforma de la Constitución, para incluir en esta el eje dogmático de su programa  sobre  la “preferencia nacional”, a través de una vía no prevista para el efecto  en el ordenamiento jurídico  de ese país.

Esa posible ruptura del Estado de Derecho era apenas uno de los enormes riesgos puestos en evidencia ante los electores franceses sobre la posibilidad de ver llegar a la candidata de extrema derecha al poder. Por fortuna para la democracia, los ciudadanos franceses decidieron reelegir al presidente Emanuel Macron, y ese resultado debe sobre todo interpretarse como una manifestación de revalidar los valores, los principios, las reglas republicanas y democráticas inscritas en la Constitución francesa, al rechazar en las urnas un proyecto que en muchos puntos los negaba.

Como el propio presidente Macron lo reconoció en su discurso del pasado domingo, muchos votos que le dieron la victoria, lo fueron por la defensa de esos valores y no necesariamente por apoyar su proyecto político o su ejercicio del poder. El hecho de que muchos electores lo acompañarán, pero simultáneamente expresaran un claro descontento con sus políticas, así como la alta abstención y el número importante de votos en blanco, llaman claramente a escuchar las críticas, la inconformidad y la cólera. 

Tal vez lo más valioso de la alocución del presidente reelecto consistió en reconocer tal circunstancia, así como el hecho de ver expresada en los votos depositados a favor de su oponente, una insatisfacción a la que debía responder en su condición de jefe de Estado, entendiendo su rol, no como líder de un sector de la sociedad contra el otro, sino como símbolo de la unidad nacional. “Nous tous” el lema de su campaña así lo indicaba, pero sobre todo el deber que tiene de acatar la tradición democrática en el entendimiento del papel que le ha sido asignado y de su obligación de respetar la Constitución.

En pocas semanas las elecciones legislativas darán lugar a una “tercera vuelta”, que determinará las mayorías en el Parlamento y las opciones institucionales para la designación del primer ministro. La contienda electoral continúa entonces al mismo tiempo que el Presidente reelegido deberá dar muestras concretas de su voluntad de atender el mensaje de los electores, de todos los electores, incluidos la de aquellos que no dieron un visto bueno a su jefatura y que solo adhirieron a él por el temor a que el proyecto político propuesto por la señora Le Pen pudiera arrasar las libertades en las que se funda la República francesa. Además, el presidente deberá tomar en cuenta que el domingo cerca del 40 % de la ciudadanía que acudió a las urnas apoyó a dicha candidata, y que en la primera vuelta las opciones más extremas del espectro político recibieron cerca de la mitad de los votos.

Ante un panorama tan complejo, es necesario que el reelecto presidente responda adecuadamente al evidente déficit social y, como lo sostiene su ministro de Educación Nacional, Jean-Michel Blanquer, logre “una refundación alrededor de un arco central y republicano profundamente renovado y suficientemente robusto para resistir las presiones de los extremos”.

@wzcsg