LUIS CARLOS PEÑA MOSQUERA | El Nuevo Siglo
Viernes, 19 de Octubre de 2012

El mundo al revés

 

Aristóteles consideraba que “el fin de la sociedad y del Estado era garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual”

Hoy la sociedad se ha olvidado de este fin supremo, pues lo importante es satisfacer intereses particulares. Lideramos comunidades  con el propósito de apartarnos de las leyes naturales, del bien supremo, nos colocamos máscaras de bondad pero en el fondo sólo contienen destrucción y dolor.

Las relaciones entre los individuos tanto en la comunidad como en la familia cada día se empeoran. Los conflictos familiares se multiplican, como diría Facundo Cabral: “nacen hijos locos” que sólo causan daños irreversibles a sus congéneres. Carlos Lleras Restrepo hablaba de un país descuadernado, hoy  ni siquiera encontramos el cuaderno para reordenarlo.

Pero ya encontramos la fórmula milagrosa, dicen algunos, la que permitirá a la mujer la felicidad eterna, esta fórmula salvadora ni más ni menos se denomina aborto.

Sólo falta que el Congreso de la República y la Corte Constitucional lo despenalicen totalmente, pues su jurisprudencia estará basada en un principio fundamental: el de que todo mal no tiene causa sino efecto, ignoran que toda causa tiene un efecto y que toda actuación tiene una consecuencia.

Suponen que si se despenaliza totalmente el aborto se acabará el mal, la sociedad se convertirá en un paraíso, ni una mujer mas violada, la familia será un modelo ideal, no habrá drogadicción, aumentará el empleo, las tasas de homicidio descenderán, se acabarán los carruseles de la contratación.

En este mundo al revés  cuando  un  funcionario público toma posesión de su cargo en acto solemne, como el  Presidente de la República, el Procurador, Magistrado, Juez… tiene que cumplir con el siguiente juramento: ¿Juráis a Dios y a la Patria cumplir con la Constitución y las Leyes? Si así lo hiciereis, que Dios y la Patria os lo premien, y si no Él y ella os lo demanden.

Pero ¡oh sorpresa!, los que aplaudieron a estos funcionarios en su juramento, ahora los  difaman. Estos críticos son y no son, pues los que van a la eucaristía, salen de ella sin haber entendido el Evangelio, o practican todo lo contrario a las enseñanzas cristianas y sin embargo se proclaman católicos por excelencia, además les exigen a estos funcionarios que no tomen decisiones basadas en principios católicos ni cristianos.

En este mundo al revés no sabemos lo que pedimos. Rogamos que se apruebe la pastilla de un día después… pero no se han dado cuenta de que la mayoría de abortos se da en las adolescentes que ya llevan mas de 90 días de gestación, adolescentes que no han sido amadas en su familia, y pensaron que embarazándose atarían al hombre de su vida.

Última palabra. Las mujeres y no los hombres deberían confirmar ellas solas en un referéndum si de verdad son dueñas de su cuerpo, para poder destruir una vida inocente.