No hace falta describir este año, entre otras cosas porque cada individuo puede describirlo de manera diferente. En lo que si pudriéramos encontrar un mayor consenso es en enumerar los héroes que dejó el 2020. Quiero iniciar haciendo una mención especial al personal de salud, especialmente a quienes perdieron la vida buscando proteger la de los otros, cumpliendo su misión. Los otros grandes héroes de este año son sin duda los empresarios quienes vivieron momentos supremamente difíciles por cuenta de las decisiones de los gobernantes para enfrentar la pandemia.
En esta columna quiero recordar y aplaudir con letras, a las mujeres y hombres de negocios que se enfrentaron con gallardía y esperanza a quizás la peor crisis que han enfrentado, ocasionada no por errores en materia financiera, producción o mercadeo, sino por decisiones de terceros.
Los colombianos debemos aplaudir de pie a empresarios como Tomás*, dueño de una tienda, la única en una isla de La Mojana en Sucre, que durante tres meses no le cobró a la población para que estos pudieran al menos tener una comida al día. Los habitantes de este lugar, incluido Tomás, se demoraron más de tres meses en enterarse del programa de ingreso solidario y sin recibir un solo recurso vivieron de la generosidad de este empresario.
También tenemos que reconocer la labor de Marcela* propietaria de un pequeño restaurante en Puerto Triunfo, Antioquia, que tuvo que vender su casa, su carro e hipotecar un pequeño lote que heredó de su padre, para continuar pagando la nómina de sus cinco empleados durante los meses en los que fue obligada a cerrar. Cinco familias pudieron seguir alimentándose sin ayuda del Estado gracias al heroísmo de Marcela.
Aplausos se merece Pedro Miguel Estada, presidente de la Compañía de Empaques, una empresa antioqueña, quien durante la pandemia donó mercados a sus empleados para que estos los repartieran a sus familiares y amigos que habían perdido su trabajo o pasaban por una situación difícil.
Por último, vale la pena recordar que gracias a la innovación que produce el sector privado que hoy millones de personas en todo el mundo están siendo vacunadas. Gracias a esas empresas y todas las personas que hay detrás de ellas, en el 2021 superaremos esta pandemia y regresaremos pronto a la normalidad.
El reto del año que viene debe ser crear las condiciones óptimas para que Tomás cambie su tienda por un supermercado, Marcela tenga un gran restaurante, Pedro pueda seguir creciendo y generando más empleo, y Colombia tenga grandes empresas en innovación que le permita desarrollar y producir vacunas. Colombia en el 2021 necesita más empresas, más empleo y más innovación, para esto necesitamos un Estado eficiente y políticas públicas que permitan que Colombia pase de la situación mediocre en libertad económica en la que hoy se encuentra, a ser uno de los países exitosos en esta materia.
A los lectores de esta columna y a El Nuevo Siglo les deseo un muy feliz y próspero 2021.
*Nombres cambiados por seguridad de los mencionados.