Poco a poco, los Estados Unidos van sucumbiendo al remolino de las elecciones presidenciales que tendrán lugar el próximo noviembre, tras el pistoletazo de salida que tradicionalmente viene marcado por las primarias de Iowa. Si bien es cierto que estas elecciones primarias, celebradas en días pasados, apenas representan el 1% de los delegados que finalmente se encargarán de nombrar al candidato presidencial, tienen en la práctica mucha mayor trascendencia, al ser las primeras de todo el proceso preelectoral y por facilitar una indicación anticipada del candidato que finalmente concurrirá a las elecciones.
La atención mediática era, en esta ocasión, incluso mayor que en años anteriores por coincidir en el tiempo con el Discurso del Estado de la Unión y con la votación del impeachment (proceso de destitución) contra el Presidente Donald Trump en el Senado americano. Se celebraban, pues, con un Presidente, en principio, debilitado. Sin embargo, lo que hubiera podido saldarse como un gran ejercicio democrático por parte de los demócratas resultó al final un gran fiasco debido a graves problemas de organización y, sobre todo, debido a la imposibilidad de llevar a cabo un recuento en tiempo y forma que terminó por poner en evidencia la notable falta de disciplina y unidad dentro del partido.
Como se preguntaban varios medios de comunicación, “¿si no saben organizar un caucus, cómo van a gobernar un país?”. Así que son muchas las tareas a realizar por el conjunto demócrata, siendo la primera de ellas la de decidir cuan a la izquierda quieren situarse en el espectro político. Y, en este sentido, los resultados de Iowa no han aportado más que mayor polarización al haberse registrado un empate técnico entre el joven centrista (y desconocido) Buttigieg y el veterano izquierdista Sanders. La segunda derivada del proceso para elegir candidato demócrata reside en la necesidad de encontrar el candidato más fuerte que sea capaz de derrotar a Trump. Muchos creen que quien aquí tiene más bazas es el exvicepresidente Joe Biden.
Todos reconocen a estas alturas la escasa ortodoxia del momento político actual y los peligros a los que se expone cualquier candidato presidencial al enfrentarse al Presidente Trump. Por ello, quizá su experiencia y solidez como hombre de centro hacen de Biden la mejor apuesta entre los demócratas. Veremos si los resultados a lo largo de las distintas primarias le dan la razón. O se lo dan a la senadora Elizabeth Warren, cuyo discurso social no termina de cuajar entre las filas demócratas que, por otra parte, cada vez más ven a Buttigieg como el Obama de hace unos años. A tener en cuenta también la irrupción del millonario Mike Bloomberg en la carrera presidencial. Las primarias de New Hampshire celebradas el pasado 11 y las que están porvenir perfilarán la candidatura demócrata que será finalmente decidida en la Convención Demócrata que se celebrará a partir del 13 de julio.
Sea quien sea el candidato resultante del proceso de nominación demócrata, tendrá que enfrentarse a un candidato republicano,-el Presidente Donald Trump, que ha salido notablemente fortalecido tras haber sido exculpado en el impeachment y con una popularidad al alza. Cuenta con el respaldo de todo (o casi todo) el aparato republicano y con un discurso, tal y como vimos en el del Estado de la Unión, basado en la buena marcha de la economía como gran éxito de sus tres años de mandato. Las cifras de creación de empleo y el buen desempeño de los sectores industrial y manufacturero le dan la razón. Trump apuesta por enfrentar estos logros con el riesgo que supondría para el país caer en manos de los socialistas, poniendo como ejemplo el caso de Venezuela. Por cierto que la oportuna presencia del presidente interino Guaidó como invitado de honor en el Congreso le sirvió para recibir el aplauso unánime tanto de demócratas como republicanos.
Ante estas circunstancias y según datos del Pew Research Center, el resultado dependerá de apenas el 10% del electorado; los votantes independientes que no se identifican con un partido u otro. Se les llama electores mutantes y de ellos dependió la derrota en 2016 de una candidata de manual como Hillary Clinton frente a un aspirante aparentemente imposible. Su voto en las elecciones de noviembre también será decisivo. Según los expertos, habrá que estar muy atentos a lo que pase sobre todo en Florida, Michigan, Pensilvania y Ohio.