Los extremos se tocan | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Junio de 2022

Con optimismo vamos descubriendo el rumbo de la futura administración nacional que le está dando el presidente electo Gustavo Petro, lo que seguramente dentro de lo que él ha llamado un Pacto Nacional, puede terminar convirtiéndose en el periodo que logre por fin terminar la polarización y desunión de los colombianos.

Las movidas políticas del futuro gobierno parecieran llevar a intuir que se trata realmente de un nuevo proyecto político, que pretende capitalizar lo ganado en algo más ambicioso e histórico que cambios en los sistemas políticos y económicos del país, sino en la estructura misma de la convivencia de los nacionales bajo las bases de respeto, unión e inclusión en todas sus formas.

De ser así, atrás quedaron las épocas de polarización y división entre dos grandes sectores que buscaron siempre la eliminación política del adversario por las vías de la judicialización e incluso de las de hecho. Lo más llamativo es que estas nuevas posturas han tomado por sorpresa a todos y lentamente la mano extendida del vencedor se ve más confiable y esperanzadora.

Que el primer ministro designado, Álvaro Leyva Duran, sea un exponente puro del viejo país tantas veces atacado, que sea Conservador, partido al que representó desde un ministerio en 1984 e hijo de otro exministro del gobierno de Laureano Gómez, no solo es un reconocimiento a un hombre que ha trasegado su vida política apostándole a los procesos de paz, sino una muestra de reconciliación desde ya entre el nuevo y el viejo país, máxime que ese cargo representa la cara nuestra hacia el mundo. Con esto ya se envió el primer mensaje claro.

Estos ya llegaron, los partidos políticos que en el caso del liberal, la U, Cambio Radical y en buena parte del conservador, apuestan a posiciones de independencia frente al gobierno Petro, lo que a buen entendedor significa estar más cerca que alejado de él.

Pero sin duda lo que más llena de optimismo al país político e incluso al país nacional, es la invitación que hiciera el presidente Petro a el expresidente Álvaro Uribe Vélez para que se reunieran a definir puntos en común sobre la agenda nacional que está próxima a presentarse en el país. Esto terminará de disipar temores y dudas implantadas en la anterior campaña, y nos permitirán concentrarnos en las necesidades de fondo de la nación y no en la forma de cómo solucionarlas. Y eso se necesita, pues si bien es el presidente el encargado de elegir los caminos, somos todos los encargados de trasegarlos y hacerlos viables a futuro.

De la reunión de Petro y Uribe, intentada tantas veces por Juan Manuel Santos, debe salir el andamiaje sobre el que edificaremos el nuevo país y el cual todos tendremos la obligación moral con la patria de apoyar, pues serán las antípodas de la concepción política nacional las que se reúnan y de allí tendrá que enviarse el mensaje de optimismo más grande al país y al mundo, demostrando una vez más que los extremos se tocan.