Esmeraldas rojas
Epígrafe
“La violencia hiere el cuerpo y la mente. Del que la ejecuta. Del que la sufre. De los que lloran. De toda la humanidad. Nos rebaja a todos”
Kathy Reichs
Invito a todos mis paisanos boyacenses, a los colombianos y especialmente a los que queremos con todo nuestro amor la paz para nuestro país, que icemos banderas blancas para que no renazca la cruel y despiadada guerra de las esmeraldas. No quiero que esta hermosa y valiosa joya de la naturaleza pierda su hermoso color al ser manchadas por la sangre de nuestros hijos, que se pelean por una riqueza que bien administrada alcanza para todos por igual.
Por favor hermanos de Boyacá paremos cualquier posibilidad de anegar de muertos nuestro departamento, reunámonos al amparo de la Iglesia, aquí, allá donde quieran, démonos la mano y evitemos una guerra que solo acabará con sus familias, háganlo por sus hijos, por sus padres, por sus hermanos, no los conviertan en blanco de una guerra, que es injusta, desde todo punto de vista.
Estoy dispuesta a ir a acompañarlos, a servir de garante de un acuerdo, busquemos la veta de la concordia, cambiémosle la cara a la zona y volvámosla tierra de paz y de turismo.
Apoyemos al gobernador Juan Carlos Granados, a la Iglesia que a través del arzobispo de Chiquinquirá, monseñor Luis Felipe Sánchez, y el arzobispo de Engativá, monseñor Héctor Gutiérrez, están empeñados en impedir una nueva guerra. Sigamos ejemplos como el de Yadira Pineda que creó “El reinado de la esmeralda que se convirtió en su momento en el éxtasis de la pacificación”, que hasta hace poco mantenía a Muzo libre de crímenes y venganzas.
El verdadero dorado verde es la tranquilidad, poder pasear por la zona, apreciar y disfrutar sus paisajes, sus comidas y compartir con sus habitantes.
Igualmente esperamos que el Gobierno invierta en la infraestructura de la región porque no es justo que la zona más rica de nuestro departamento sea a la vez la más atrasada y pobre en muchas cosas y especialmente en servicios esenciales. Confío plenamente en la mediación de la Iglesia Católica, del Gobernador y del Gobierno nacional para recomponer la paz. Impidamos que el terror y el miedo vuelvan a la zona. Una piedra jamás tendrá el valor de una vida humana y no es justo quitarle la vida a nadie y menos por una piedra roja, cubierta de sangre inocente.