Al entrar el año en la recta final, son más grandes los interrogantes y las propuestas de sectores privados, que las decisiones del Estado para acelerar desarrollo y consolidar alternativas para impulsar economía nacional con productividad y empleo.
Desde la academia y centros de investigación particulares, quienes hacen verdaderas asesorías a consorcios internacionales y a grandes empresas tienen mucho para decir. Otra cosa es que no hacen protagonismo en medios periodísticos.
La facultad de ciencias económicas de la Universidad Nacional y la Red de Iniciativas para la Gobernabilidad, en documento enviado a esta columna, precisan que “el Posconflicto es oportunidad para construir país, de abajo hacia arriba.”
Encuentran que “Nariño es ejemplo de complejidad para administración territorial por diversidad étnica, con 12 por ciento de indígenas, 20 de afroamericanos y el restante, mestizo.”
No dejan de lado la diversidad geográfica, con áreas, amazónica, andina y costera hacia el Pacífico. Para completar, 51 por ciento de sus habitantes está en el campo y el 49 en centros urbanos.
El estudio muestra que el sur colombiano equivale a ser otro país con diversidad de razas, condiciones y expectativas sepultadas en proyectos.
Es cuadro similar al que viven en Guajira, Chocó, Vaupés y Guaviare. Así se puede afirmar que el país encaminado hacia la paz debe promover más inversión en la gente y su calidad de vida, ante al atraso de muchas poblaciones apartadas y nunca mencionadas.
Gobierno y organismos internacionales se caracterizan por sus visitas regionales de cortesía, con abrazos, besos, fotografías y promesas.
No se desconoce que debe hacerse Reforma Tributaria, con o sin apellido - Estructural- pero sin exagerada carga en impuestos y con estrategia para frenar evasión, corrupción y escape de dineros disfrazados de inversión en obras que nunca se hacen. Solo dejan remoción de tierras.
Pregunta el catedrático y asesor en el país y el exterior, Jorge Iván González, de la Universidad Nacional, que ¿Si el país, con reservas internacionales por US$ 47 mil millones perdería mucho tomando una porción de 5 mil millones para invertir en escuelas y atención prioritaria?
Ese dinero duerme en bonos del tesoro de Estados Unidos hace años. Dejarlos en sueño profundo es una práctica que les ha interesado a los últimos gobiernos, en lugar de invertir una mínima parte en necesidades apremiantes.
No se desconoce la actual inversión en puentes y autopistas, pero hay que dejar algo para la gente olvidada, quienes requieren vivir con hospital, acueducto, calles, escuelas y empleo.
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