La protesta desbordada
Ante los matones las concesiones no surten efectos. Los alientan. El ejemplo es la política de Gran Bretaña y Francia frente a Hitler antes de la II Guerra Mundial. Alemania era cada vez más agresiva y los aliados, para evitar una guerra, le hacían concesiones. Le permitieron rearmarse, anexarse Austria y tomarse a Checoslovaquia en 1938 mediante el Pacto de Munich, luego del cual el primer ministro británico, Neville Chamberlain, dijo que este había “asegurado la paz de nuestro tiempo”. Como dijo Churchill, Chamberlain “debió escoger entre el deshonor y la guerra. Escogió el deshonor y de todas maneras tendrá la guerra”. Conocemos el resto de la historia. La debe conocer también nuestro Presidente. Aunque no estamos ante la perspectiva de una conflagración como Europa en 1938, estamos ante el peligro de una crisis social y de orden público ante la agresividad creciente de inconformes de toda laya, alentados e infiltrados por la subversión. Juan Manuel Santos como ministro de Defensa implementó una estrategia de firmeza frente a la guerrilla, lo que condujo a las Farc a sentarse a negociar. No sabemos cómo terminarán estas negociaciones, menos con lo que parece ser un deseo oficial de evitar confrontaciones mediante concesiones. La extrema izquierda, envalentonada, organiza paros y bloqueos. En febrero el paro en la Universidad Nacional costó 2.760 millones de pesos, vino luego el de cultivadores de café quienes recibieron $ 800 mil millones para solo 2013 con la promesa de “volver a hablar” en enero, fecha a la que no esperaron. Cacaoteros recibirán $ 400.000 de subsidio por tonelada, $ 415.000 millones para programas de desarrollo y $ 9.000 millones para un “fondo”. Los cocaleros bloquearon el Catatumbo durante más de un mes y hoy negocian qué les van a dar. El mes pasado los mineros “informales” (minería criminal la llamó el Presidente) paralizaron las carreteras y participan en el actual paro. Ahora tenemos sectores importantes sin comunicaciones porque los camioneros bloquean las carreteras y los “campesinos” apedrean vehículos y queman buses. Piden anular los tratados de libre comercio, zonas de reserva campesina fuera de la jurisdicción del Estado, constituir una “mesa única” de protestatarios para negociar con el Gobierno. Manifiestan pensionados de la ETB, miembros del Polo, maestros (por mucho trabajo), sindicatos de hospitales, en fin, todos piensan que el Gobierno los satisfará para evitar que salgan a la calle. Mientras, el Ministro del Interior afirma que no se permitirán bloqueos viales, pero la realidad es otra. El Ministro de Hacienda dice que no hay plata para más subsidios pero los huelguistas no le creen, sobre todo después de que la Ministra de Transporte, informara sobre la aprobación de un Conpes por 1,1 billones de pesos para la renovación del parque automotor de carga y la eliminación de la póliza de chatarrización. Es hora de adoptar una posición firme a lo Margaret Thatcher.