Glifosato: salud o política
DESDE hace mucho se discute si el “glifosato” es nocivo para la salud y numerosos los estudios al respecto. Este producto es tal vez el pesticida más usado en el mundo, en particular para cultivos de maíz y soya, bajo los nombres Roundup (marca registrada de Monsanto, el mayor fabricante), Cosmoflux, Baundap, y otros. Probablemente aquí utilizamos una mayor cantidad de glifosato en cultivos legítimos que en fumigar plantaciones de coca. Pero las dudas sobre los efectos nocivos del glifosato han sido utilizadas tanto por ambientalistas como por políticos. Los simpatizantes de la guerrilla se oponen al tal vez más efectivo método para erradicar los cultivos de coca, fuente cardinal de financiamiento criminal y en La Habana el Gobierno aceptó que la fumigación sería solo excepcional. Igualmente, cuando las relaciones colombo-ecuatorianas estuvieron muy tensas por la permisividad del Gobierno vecino para con las Farc, que casi abiertamente tenían en su territorio campamentos como en el que murió Raúl Reyes, el presidente Correa utilizó como argumento anti-colombiano los “dañinos efectos” de las fumigaciones aéreas colombianas con glifosato y que, según él, el viento llevaba hacia territorio ecuatoriano lesionando la salud de su población. El diferendo, con amenazas ecuatorianas de llevarlo a La Haya, se zanjó comprometiéndose Colombia a no fumigar a menos de 10 kilómetros de la frontera y al pago de US$ 15 millones (más que como reconocimiento de reales perjuicios, para llegar a un acuerdo mediante el cual el Ecuador controlaría las actividades de las Farc en su territorio).
Ahora resurge el tema de las fumigaciones con el anuncio de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de que, “según los estudios disponibles” (la IARC no hizo estudio alguno) se concluía que el glifosato podría causar cáncer en animales y potencialmente en las personas. Esta hipótesis, pues el “podría” no supone prueba fehaciente, contradice el estudio que en 2005 hizo una comisión científica conformada por la OEA a solicitud de Colombia y que concluyó que el glifosato no presentaba riesgos significativos para humanos, animales o medio ambiente y, nótese, que "En todo el ciclo de producción y erradicación de los cultivos de coca y amapola, los riesgos para la salud humana asociados a lesiones físicas durante la deforestación y la quema y el uso de plaguicidas para la protección de los cultivos ilícitos se consideraron más importantes que aquellos provenientes de la exposición al glifosato". Que países tan conscientes de los riesgos para la salud como los Estados Unidos no hayan prohibido el glifosato evidencia que no existe plena prueba de efectos malignos del producto. Antes de prohibir las fumigaciones, como lo siguiere el Minsalud, es necesario tener una certeza científica sobre el tema, de la cual se carece, como lo sostiene el Mindefensa.