“Campesinos humildes, reconocidos por labor social”
“En Colombia la pregunta es: ¿Quién nos va a matar? ¿Los guerrilleros, los paramilitares, los narcos o los políticos?”.
Jaime Garzón
¿Cuántos líderes sociales, comunales e indígenas quedan en nuestro país? ¿Si siguen asesinando dos o tres diarios, cuánto tiempo necesitarán para extinguirlos? ¿Quiénes dirigen, financian y señalan a los próximos dirigentes sociales que caerán bajo las balas de esta mano negra?
Ante estas viles muertes de indemnes ciudadanos, que lo único que han hecho es luchar y trabajar por el bienestar de sus comunidades, debemos reaccionar con mucha fuerza y carácter todos los colombianos. Y pedirle al presidente Duque que no permita que su gobierno pase a la historia por la extinción de estos líderes sociales.
Y lo que nunca se pensó ni esperamos: en nuestro pacífico Togui, donde hace muchos años no se ve verter la sangre de uno de sus hijos, esta semana se conocieron denuncias de líderes agrarios en torno a las amenazas de muerte recibidas por poner al descubierto hechos irregulares en nuestra región .
Es muy doloroso que esto suceda en mi pueblo, en el "Paraíso escondido de Boyacá", que quizá por mantener ese calificativo se ocultan graves hechos. A eso se suma el temor de los ciudadanos a denunciar y visibilizar lo que allí ocurre.
Pero el panorama está cambiando: los valientes líderes sociales y su Asociación de Campesinos levantaron su voz y gritaron “No más”. No es la primera vez que los amenazan, no es la primera vez que les dicen “mejor quédense callados y quietos”, “no se metan en eso”. No es la primera vez que ellos sienten miedo y temor por su labor comunal de veeduría y defensa del territorio, del medio ambiente y de la protección de recursos hídricos. Ellos son campesinos humildes, trabajadores reconocidos por su labor social y apoyo a su comunidad, que a pesar de las amenazas y de la falta de atención de los funcionarios y autoridades policiales, se mantienen firmes en sus denuncias y en su trabajo social.
Pero ahora la situación es visible ante la opinión pública nacional, gracias a la labor de los colegas periodistas que, una vez confirmadas las denuncias por las amenazas recibidas, las divulgaron y presionaron a que las autoridades realizaran una reunión de emergencia para evaluar la situación.
No hay derecho a que las autoridades locales pongan la necesidad de guardar la imagen del pueblo, que según ellos les preocupaba mucho, por encima del derecho a la vida de los ciudadanos.
¿Acaso la vida y la integridad de los líderes y miembros de la asociación de campesinos no vale? Erradicar estos hechos y velar por los derechos y la seguridad de los líderes es deber del Estado, en cabeza de las autoridades municipales, y así sí se puede mantener la buena imagen del pueblo. Ahora son juzgados, revictimizados y puestos en la picota pública por el solo hecho de tener valentía y pantalones de decir “No más”, de denunciar, de no más "tapen, tapen".
Y ojalá esta no sea una más de las llamadas investigaciones exhaustivas. Que se llegue al fondo de las amenazas y se proteja la vida de estos valerosos ciudadanos.
Esto tiene que parar. No puede seguir pasando en el país. En lo que va corrido del año han asesinado más de 300 líderes en todo el territorio nacional.
lorenarubiano f@gmail.com