Muchas veces, en esta época tildada por la pandemia, desearíamos evitar tocar el tema del covid-19 en las conversaciones -que por supuesto es recurrente- e incluso deseamos no mirar las cifras por un tiempo. A su vez, son muchos los nuevos hábitos adquiridos, bien por las recomendaciones médicas o bien por las ideas que pasan de persona a persona, algunas razonables y otras no tanto.
Después de las reuniones familiares, de navidad y año nuevo -hechas de manera juiciosa o no- y ad portas de un anunciado rebrote, vale la pena reproducir las acciones de autocuidado que se han popularizado y que la Organización Mundial de la Salud pone como demostradas o por el contrario, las desmitifica y que en conjunto forman todo un collage de creencias.
Los suplementos de vitaminas y minerales no lo curan ni están indicados para el tratamiento, aunque fortalecen el sistema inmunológico y son buenos para la salud como la dieta equilibrada, la adecuada hidratación, hacer ejercicio y dormir bien.
No es conveniente llevar mascarilla para hacer ejercicio físico porque dificulta respirar con comodidad y el sudor puede promover crecimiento de microorganismos. Lo importante es guardar distancia.
El virus no se contagia a través del agua o mientras se nada. Sin embargo, sí se puede transmitir con el contacto cercano con una persona infectada.
La probabilidad de contagio a través de los zapatos es muy baja. Dejar los zapatos a la entrada de la casa puede ayudar a prevenir el contacto con la suciedad.
El uso prolongado de las mascarillas médicas, cuando se llevan puestas correctamente, no provoca intoxicación por CO2 ni hipoxia.
Añadir picante a las comidas no lo previene ni tampoco comer ajo o beber alcohol.
Hasta la fecha no existe ningún dato que indique que las moscas o los mosquitos puedan transmitir el virus.
Jamás se debe pulverizar lejía u otros desinfectantes sobre el cuerpo ni introducirlos en el organismo y se deben utilizar únicamente para la desinfección de superficies incluso con precaución y nunca beberse.
El virus no se desplaza por las ondas electromagnéticas ni las redes de telefonía móvil; exponerse al sol a temperaturas superiores no lo previene como tampoco los secadores de manos o el baño de agua caliente.
El hecho de poder contener la respiración durante diez segundos o más sin toser no significa que no se tenga la enfermedad. La mejor confirmación la da la prueba de laboratorio. Las vacunas contra la neumonía e influenza no protegen contra el nuevo coronavirus pero ayudan a mantener la buena salud.
No deben utilizarse lámparas de luz ultravioleta (UV) para desinfectar manos u otras zonas de la piel y los termómetros sin contacto resultan eficaces para detectar la fiebre pero no necesariamente para señalar que la persona tenga covid.
Aunque algunas pruebas indican que enjuagarse la nariz con solución salina puede ayudar al resfriado común, no se ha demostrado sus virtudes frente al covid-19.
Algunas formas de autocuidado frente al coronavirus se convertirán en hábitos nuevos aun cuando su invención no necesariamente lo prevenga. Es claro que lo más importante es no automedicarse ni evadir las recomendaciones oficiales y hay que perdurar en ellas.
* Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI