Se nos vino la navidad, una época muy especial para los colombianos que festejamos con alegría brotes de amistad, fraternidad y mucho acercamiento familiar, por ser una tradición milenaria. Sin embargo en esta oportunidad las cosas serán a otro precio, la situación nos es adversa en cuanto a los sentimientos, emociones y afectos referidos anteriormente, que hacían bello y amoroso este mes. Todo cambió, para tristeza general.
Encaramos este tema con tanta antelación para motivar a la sociedad y a los amables lectores en sus diferentes sectores, a programase racionalmente analizando el riesgo y las fatales consecuencias que pueden acarrear los abusos y falta de compromiso, por lo menos con el distanciamiento. La invitación es a la madurez, cordura y responsabilidad en nuestras manifestaciones fraternales con familiares y amigos, de cara a las limitaciones y precauciones que se deben observar por estas calendas. Es urgente tomar conciencia y programarnos para celebrar las navidades con mesura, observando el distanciamiento y recomendaciones sobre los cuidados en cuanto a medidas de aislamiento.
No es tarea fácil, lo entendemos, las costumbres no se pueden dejar de lado tan fácilmente como lo recomiendan las autoridades, pero debemos hacer conciencia y comprometernos con nuestra propia seguridad y la del entorno familiar, porque ya tenemos un ejemplo poco recomendable con la celebración del Halloween, cuando mientras en algunos sectores del país se prendieron alarmas y tomaron las medidas y controles necesarios, tuvimos lugares totalmente ajenos al compromiso. Los medios de comunicación dieron cuenta de reuniones tumultuosas sin las más mínimas medidas de prevención, lo que nos da pie para pensar que diciembre fácilmente se puede convertir en un caos con fatales consecuencias.
Para las novenas y aquellas reuniones del 24 y 31 es recomendable darles un manejo inteligente y sensato; las recomendaciones van dirigidas al envío de presentes a cambio de la entrega personal con el concebido abrazo; la tradición del rezo familiar de las novenas urge hacerla en la intimidad, con la devoción de siempre pero con las distancias recomendadas, y los festejos de las dos fechas, sería sesudo reducirlos a visitas casi que personales, austeras y afectuosas.
No se escapa de nuestro radar las compras navideñas que tanto refrescan la economía en todo sentido, pero hay que evitar las aglomeraciones, buscando estrategias que facilitan el mercadeo, y sería recomendable extender las horas de atención al público generando noches de comercio. Con el solo hecho de flexibilizar los horarios facilitaríamos la gestión tanto al consumidor como a comerciantes, reforzados con campañas agresivas de vigilancia y buen transporte hasta entrada la noche. En los sectores de comercio y almacenes de grandes superficies, evitemos los tumultos.
Por último, bien venido el adelanto de la prima que facilita la gestión comercial desde mediados de este mes. Tenemos varias semanas para repensar nuestras navidades, disfrutémoslas con seguridad.