“El culto al cuerpo en las redes sociales”
Las ideologías de la belleza perfecta y el repudio a lo gordo contradicen los ideales antropológicos reales, no tienen nada que ver con la belleza o el bienestar: mientras que intentar adaptarse a este ideal y no lograrlo aleja demasiado de la realidad”, pero, los modelos inalcanzables de las redes sociales, son muy importantes para las jóvenes: creen que les da éxito.
Hoy, la nueva moda es ser fuerte, ya no flacas, lleva a las mujeres a “ser más atractivas”. También entra en juego demostrar autocontrol y disciplina firme aunque sea agotador más que natural. Es símbolo de estatus, culto al cuerpo, músculos, planificar la comida y prepararla: “tengo que hacer mucho para estar en las redes sociales”.
El fitness es el indicador del buen cuerpo. Fitness es un concepto, una idea, una concepción, que va más allá de lo puramente físico, es estar en forma: para la diversión, para el trabajo, para la vida y para el sexo. Tiene una gran aceptación cuando se combina la competencia con el éxito de la dieta: “comer menos de lo que consumo para la competencia y al final el déficit de calorías es muy bajo y se come muy poco”. No importa solo comer algo porque todavía tengo margen de proteínas, o que el hambre afecte el estado de ánimo, viviendo emocionalmente mal, siendo fastidiosas sin saber por qué.
Oponerse al placer de comer es una consecuencia de un culto al cuerpo, un conflicto de nivel racional: se comienza a ver el cuerpo como un objeto con el que no tenemos una relación afectiva sino que lo degradamos hasta considéralo un instrumento funcional, solo importa el rendimiento. Cuando ser mejores hoy es ser admiradas, ser especiales, entonces terminan separados de los sentimientos, porque cuando la motivación es superarse físicamente: “siempre se puede dar más y eso se perpetua penantemente”.
No hace mucho se buscaba reconocer y valorar la belleza natural de la mujer, pero esto dejó de ser de la noche a la mañana. Hoy se reconoce que la mujer ha hecho un gran esfuerzo, si realmente se trabaja para ello: con una gran dieta, mucho entrenamiento y, sobre todo, mucho orgullo: tengo que demostrarlo y esto es lo que da felicidad. De ahí el resultado impresionante en los cuerpos de quienes invierten tiempo, energía y dinero, para ser felices modificándolo. Para mantener su ideal, y permanecer así, hay que trabajar y trabajar, pero en algún momento, ese ideal se esfuma, no se puede salir del círculo vicioso: hacer lo que hago ya no es voluntario. (Hasta aquí Csf. la DW).
Pero esta triste ideología podría tener consecuencias catastróficas: si la antropología nos dice que la persona humana esta llamada, constitutivamente (por naturaleza), a ser más, a buscar el bien común, y este más implica buscar las razones de la vida humana en la solidaridad, en el amor, en la verdad del hombre. El egoísmo que vemos en esta lectura nos muestra que la mujer -pilar de amor- sobre quien depende el futuro de la humanidad, nos reclama buscar como despertar en ellas la verdad de su belleza, su inteligencia y su misión frete al futuro de la especie humana.