Se ha vuelto a poner sobre el tapete la vieja discusión sobre las nociones de lo que se ha entendido por las ideologías de izquierda y de derecha. Este es un debate que viene desde la Revolución Francesa en el que los diputados amigos de mantener el poder absoluto del rey, con el veto de las leyes que aprobara la futura asamblea legislativa, se situaron a la derecha del presidente de la Asamblea, y los que querían un veto limitado porque consideraban que la soberanía nacional estaba por encima de su autoridad, se ubicaran a la izquierda. Era un reflejo del debate entre el concepto de soberanía en el sentido de si esta descansaba en el monarca o la tenía el pueblo a través de un cuerpo representativo.
Estas tendencias ideológicas, a partir de entonces, se fueron extendiendo por toda Europa. Con el paso del tiempo surgió el socialismo utópico y tomó cuerpo como posición de izquierda la defensa del marxismo y su proyecto ideológico. Del mismo modo, la derecha la encarnaba el bando contrario, es decir, la defensa del modelo capitalista.
Luego surgió como corriente ideológica la socialdemocracia de los países escandinavos que no propugnaba por lo que se llamaba socialismo científico, sino por la defensa de los grupos minoritarios, la igualdad de género, el apoyo a los sindicatos y la educación gratuita, entre otras políticas sociales.
Por otra parte, la irrupción de los regímenes totalitarios que se conocieron como nazismo y fascismo, entre la primera y la segunda guerras mundiales, se identificaron como de extrema derecha. En América Latina esta tendencia la encarnaban los regímenes militares que se apoderaron del poder a lo largo del siglo XX, particularmente en el marco de la Guerra Fría, que destruyeron los sistemas democráticos de las frágiles repúblicas de entonces y se caracterizaron por la violación sistemática de los derechos humanos. Y la izquierda extrema, por las guerrillas que seguían la orientación ideológica de la antigua URSS, China y Cuba.
Entre nosotros, se ha asociado la autoridad y la seguridad como valores propios de la centro-derecha, y la defensa de los derechos de las minorías y un mayor énfasis en las libertades públicas, con la centro-izquierda.
Resulta que tales derechos y principios, lo mismo que la adopción de Estado Social de Derecho, quedaron consagrados en la Constitución de 1991 con el apoyo de los antiguos partidos políticos y los movimientos que representaban a los indígenas, los afros, los cristianos y las organizaciones de izquierda. O sea, que todas las vertientes ideológicas quedaron comprometidas en su defensa. Por tanto, se pudiera decir que esas tendencias hoy no están claramente diferenciadas como lo fueron en el pasado en posturas sobre la función social y la protección de la propiedad. Aunque se siente su influencia frente a la libertad de mercado y la defensa de las minorías en temas como el aborto, el matrimonio de las parejas del mismo sexo y la adopción que, de algún modo, son un desarrollo de principios morales y religiosos.