La Colombia que no queremos | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Mayo de 2021

Lo que está sucediendo en nuestro país es una estrategia de desestabilización, basada en un modelo llamado Revolución Molecular Disipada, que proviene de una escuela filosófica francesa conocida como la “deconstrucción”, que propone un nuevo cambio cultural y social. Modelo tomado por la izquierda para sitiar al Estado de Derecho del país y generar el caos entre la población.

En el caso de Colombia el pretexto pudo ser cualquiera, pero la reforma tributaria propuesta por el gobierno, fue el más adecuado para generar una protesta que se extendió a nivel nacional, copando ciudades y produciendo el caos, donde se mezcla el bloqueo, vandalismo, delincuencia y crimen, con la protesta social. Unido a lo anterior el malestar ciudadano y la debilidad institucional.

La fuerza publica perdió credibilidad y confianza, la prensa nacional e internacional, así como algunos organismos internacionales señalan los “excesos” de la autoridad, mostrando la reacción a la provocación, pero no los ataques criminales de los vándalos profesionales, adiestrados y pagados por intereses políticos y gobiernos extranjeros. Esto está comprobado y la opinión pública, como el gobierno lo saben, pero la inmediatez y los sucesos escalonados continúan para el debilitamiento y saturación del gobierno democrático colombiano.

Lo que debemos entender es que este es un plan orquestado y planeado, donde se utilizan fuerzas civiles de presión como los sindicatos, transportadores, campesinos, indígenas, estudiantes e inconformes para producir marchas, protestas y bloqueos, entremezclándose subversivos y delincuentes, generando terror y violencia, algunos disfrazados de fuerza pública cometiendo crímenes y actos violentos, impidiendo el ingreso de alimentos a las ciudades y encareciendo los productos de primera necesidad, culpando a la autoridad legítima ante la opinión pública, amplificando los hechos y logrando cometidos.

Esta estrategia ha dado resultados y pone al gobierno en graves aprietos, pues en la medida de la saturación, el desprestigio, la inconformidad y la manipulación de la conciencia colectiva, fuerzas políticas de oposición actúan para ascender al poder, llevando a la nación al execrable modelo del Socialismo del Siglo XXI, propuesto por Hugo Chávez, instaurado en Venezuela hace 22 años con el apoyo del régimen cubano y extensivo a varios países de la región, para diseminar la Revolución Bolivariana en todo el continente trayendo esclavitud, pobreza y miseria, coartando las libertades individuales, la propiedad privada, la libre empresa y expresión política quedando a merced de las dictaduras impuestas.  

Si no apoyamos al sistema democrático, al legítimo gobierno, a la  autoridad y a las fuerzas armadas constitucionales, nuestro amado país se irá a una cloaca de donde será muy difícil sacarlo, por lo menos en esta y futuras generaciones, viendo a nuestros hijos, nietos y bisnietos en las esquinas de otros países mendigando, limpiando vidrios de vehículos o delinquiendo, mientras un puñado de sinvergüenzas instigadores florecerán multimillonarios, saqueando al país con enormes fortunas sustraídas de nuestra riqueza nacional.

¿Será esta la Colombia que queremos? ¡No! Más bien luchemos por proteger nuestra nación y no permitir la Colombia que no queremos.

arangodiego@hotmail.com