La Celac, nuevo aire | El Nuevo Siglo
Lunes, 10 de Enero de 2022

Es sabido de tiempo atrás que por el estilo y abuso del poder hay muchos puntos de encuentro entre Trump y Bolsonaro. Puntos que hacen parte del difundido guion de los populismos que actualmente amenazan la democracia -característicos del largo estertor neoliberal-. Uno de esos puntos es el haber roto la tradición de liderazgo que en las relaciones internacionales jugaban sus respectivos países a partir del multilateralismo y la defensa de los derechos humanos, especialmente en la región de América Latina y el Caribe. Además, tanto el primero durante su mandato como el segundo que lo culmina en octubre de este año se cerraron al mundo, adoptando una política exterior ambivalente y proclive al sesgo político ideologizado.     

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), nacida en 2010 para ampliar el estrecho marco en que se fue convirtiendo la OEA como espacio de diálogo, ha padecido los efectos de estos coletazos. Como la resistencia de Brasil que durante el gobierno Bolsonaro se ha rehusado a participar del organismo latinoamericano. Sin embargo, México bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha hecho gala de su tradición y fortaleza diplomática, logrando recuperar su vitalidad, imprimiéndole un nuevo aire a partir de recuperar el liderazgo regional en momentos de urgente integración y cooperación entre estados. Y la semana pasada, en la ciudad de Buenos Aires, traspasó la presidencia pro tempore de Celac a Alberto Fernández, presidente de Argentina.

Y es que pese a los esfuerzos y distintas iniciativas en la historia reciente -Unasur, por ejemplo- la dificultad para la integración en la región ha sido una costosa constante. Situación agravada en los últimos años por las fracturas en las relaciones bilaterales y multilaterales a causa de la polarización por los ideologismos, el distanciamiento en la cooperación y las dificultades para la gestión de una agenda común en medio de la diversidad que presuponen la democracia, el multilateralismo y los derechos humanos.

La OEA, no obstante su importante trayectoria, ha perdido vigor para fomentar el diálogo político y por ende impulsar la integración regional. Sobre todo desde del surgimiento en el siglo XXI de la primera ola de gobiernos progresistas. Y la polémica gestión de su actual secretario general Luis Almagro, quien asumió en 2015.  Actualmente, por fortuna continúa con vigor el Sistema Interamericano de Derechos Humanos que juega un papel fundamental en la región.

La Celac, con su nuevo aire, representa también una nueva oportunidad de hacer posible un gran foro constituido desde los intereses regionales y una agenda común. Es decir, aunar esfuerzos y consenso para responder a los graves problemas como la crisis socioeconómica efecto de la pandemia, las desigualdades y la pobreza. Así como la cooperación para impulsar el desarrollo científico en la región. Es también una forma más apropiada para avanzar en un diálogo global sobre temas comunes desde las particularidades y fortalezas regionales.

Finalmente, una Celac reforzada posibilita contar con una gobernanza de la integración basada en el diálogo y la cooperación; y no solo en la geopolítica de las conspiraciones de la guerra fría que cierran el paso a los esfuerzos de gobiernos progresistas en la región.

¿Abrirá Colombia su política y fortalecerá la Celac?

@Fer_GuzmanR