Cuando el río suena…
Salió el Índice de Percepción de Corrupción publicado por Transparencia Internacional, y Colombia, como era de esperarse, no salió bien librada.
Como es usual estamos debajo de varios de nuestros países vecinos, en un miserable puesto 94, lejos, años luz, de Chile (20), un par de puestos debajo de Perú (83) y de Brasil (69), alejados de ser la potencia que por alguna razón pretendemos ser. Pero para no perder la costumbre o para celebrar la lista, -¿quién sabe?-, en todos los medios aparecen esta semana diecisiete concejales de Bogotá en investigación sobre el no pequeño carrusel de contratación en la capital. Como para tener un argumento en contra de nuestra posición en la lista.
Diecisiete concejales, de cuarenta y cinco. Un poco menos del 30% de los concejales de la capital de la República. Y eso sólo hablando de una investigación puntual, sin tener en cuenta que hay muchas otras que no han tenido la misma repercusión en los medios. Estamos hablando quizá del segundo órgano representativo más importante del país, y aunque no puede afirmarse que todos son culpables, como dicen por ahí, cuando el río suena, piedras lleva…
La verdad es que nuestro sistema político está corrompido hasta sus más profundas entrañas. Concejales y senadores que gastan miles de millones de pesos en campaña para ganarse un sueldo que no llega en sumatoria a ser la mitad de todo lo invertido. Además, el sistema no castiga, apenas investiga. Estamos acostumbrados a escuchar de millones de pesos perdidos, casi nunca a pensar que algún billete se recuperó.
El Concejo de Bogotá es apenas un ejemplo. Después de más de un año de investigaciones por fin parecen abrirse investigaciones formales, para que cuando lleguen al término que lleguen se hayan terminado los períodos, la plata ya haya sido sacada de las arcas del Distrito y los bogotanos sigamos viviendo en el mismo desorden que nos dejaron nuestros elegidos.
El problema es de elección, de los que elegimos. Si esa es la situación de la capital del país, pensar en los municipios alejados, o en los departamentos que reciben las regalías petroleras, debería causarnos asco. Pero a nadie le importa, al final lo que vende es hablar de lo que está pasando en Bogotá, no las maravillas que se inventan en el territorio nacional. Y mientras tanto seguimos pensando en el mar que perdimos y del que nadie sabía nada, cuando todos los días un montón de desgraciados se roban lo que de verdad es nuestro.
@juandbecerra
Cuando el río suena…
Salió el Índice de Percepción de Corrupción publicado por Transparencia Internacional, y Colombia, como era de esperarse, no salió bien librada.
Como es usual estamos debajo de varios de nuestros países vecinos, en un miserable puesto 94, lejos, años luz, de Chile (20), un par de puestos debajo de Perú (83) y de Brasil (69), alejados de ser la potencia que por alguna razón pretendemos ser. Pero para no perder la costumbre o para celebrar la lista, -¿quién sabe?-, en todos los medios aparecen esta semana diecisiete concejales de Bogotá en investigación sobre el no pequeño carrusel de contratación en la capital. Como para tener un argumento en contra de nuestra posición en la lista.
Diecisiete concejales, de cuarenta y cinco. Un poco menos del 30% de los concejales de la capital de la República. Y eso sólo hablando de una investigación puntual, sin tener en cuenta que hay muchas otras que no han tenido la misma repercusión en los medios. Estamos hablando quizá del segundo órgano representativo más importante del país, y aunque no puede afirmarse que todos son culpables, como dicen por ahí, cuando el río suena, piedras lleva…
La verdad es que nuestro sistema político está corrompido hasta sus más profundas entrañas. Concejales y senadores que gastan miles de millones de pesos en campaña para ganarse un sueldo que no llega en sumatoria a ser la mitad de todo lo invertido. Además, el sistema no castiga, apenas investiga. Estamos acostumbrados a escuchar de millones de pesos perdidos, casi nunca a pensar que algún billete se recuperó.
El Concejo de Bogotá es apenas un ejemplo. Después de más de un año de investigaciones por fin parecen abrirse investigaciones formales, para que cuando lleguen al término que lleguen se hayan terminado los períodos, la plata ya haya sido sacada de las arcas del Distrito y los bogotanos sigamos viviendo en el mismo desorden que nos dejaron nuestros elegidos.
El problema es de elección, de los que elegimos. Si esa es la situación de la capital del país, pensar en los municipios alejados, o en los departamentos que reciben las regalías petroleras, debería causarnos asco. Pero a nadie le importa, al final lo que vende es hablar de lo que está pasando en Bogotá, no las maravillas que se inventan en el territorio nacional. Y mientras tanto seguimos pensando en el mar que perdimos y del que nadie sabía nada, cuando todos los días un montón de desgraciados se roban lo que de verdad es nuestro.
@juandbecerra