T – 8 días
Estamos a una semana de las elecciones y nuestro país parece estar eligiendo entre la Revolución Bolivariana o la democracia estadounidense. Parece que estuviésemos en la misma disyuntiva de nuestros vecinos entre dos modelos diferentes de país, entre las libertades frente a la opresión, entre el comunismo y el capitalismo. Y creo que todos los colombianos nos convertimos en idiotas útiles de Álvaro Uribe y su nostalgia de poder, porque hasta Óscar Iván Zuluaga terminó siendo el títere de una idea de país fundamentalmente pegada con babas.
Y es pegada con babas porque es básicamente la misma que se ha mantenido por los últimos cuatro años, en cuanto a los lineamientos económicos y políticos. Una apertura casi sin condiciones a los mercados internacionales, un fuerte impulso a la exportación de hidrocarburos y una aplanadora política con el poder para hacer todo. Lo mismo de los ocho años de Uribe llevado a los cuatro años de Santos, incluso en el plano militar, que ha entregado resultados militares que no tienen comparación en el siglo pasado.
Pero debe haber una diferencia y me atrevo a decir que esa diferencia nada tiene que ver con la paz. La diferencia es la forma como cada uno quiere pasar a la historia. Uribe quiere ser el líder carismático que logró salvar un pueblo, un mesías; Santos un estadista que logró cambiar la historia de un país, un Presidente. El problema en toda esa situación es que sobra un elemento, Zuluaga creo que se apellida.
Los colombianos no vamos a decidir en ocho días entre la paz y la guerra, vamos a elegir entre dos personas. Ni Zuluaga puede ahora enfrentarse a medio mundo al terminar el proceso de paz ni Santos a firmarlo el 8 de agosto. Vamos a elegir más bien si Uribe va a volver al poder o no. Al punto que hasta la izquierda ha formado un frente unido con el representante de la “aristocracia” bogotana para evitarlo, así que razones tendrá que haber y creo que la historia tiene suficientes argumentos para presentarnos.
Por eso creo que debemos bajarle el tono a esta elección. No podemos creer en cuanta noticia sale por ahí para enlodar al otro, no podemos creer que de verdad estamos enfrentándonos al castro-chavismo o al nazismo en sus nuevas representaciones. Debemos votar por lo que consideremos mejor, sea Santos o sea Uribe, porque algo bueno habrá de tener cada uno. Sólo es claro que nada justifica enfrentarnos entre nosotros por cuenta de cómo lograr la paz que en el fondo todos queremos.
@juandbecerra