JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Mayo de 2014

Clases de teatro

 

No  hay uno solo de los candidatos que en este momento genere credibilidad en los electores, pero es evidente que hay unas campañas que se han fortalecido por cuenta de una estrategia coherente y razonable. Otras no.

El avance de Óscar Iván Zuluaga se debe a una campaña que casi hasta logra vender la idea de él como un hombre independiente; la caída de Peñalosa a una soledad que se reproduce cada vez que aparece en el televisor; cualquiera diría que el candidato Presidente no tiene campaña alguna excepto decir que es Presidente, que Clara tiene al mismo creativo de los caldos de costilla y que Marta Lucía no ha logrado superar la cólera que le produce hablar de cualquier cosa. Pero eso es lo que hay.

Lo triste es que en el fondo ninguno convence. Las ideas evidentemente quedaron relegadas al tercer plano por cuenta de la guerra sucia que iniciaron este mes, pero tan mal estábamos que al menos hoy podemos decir hay campaña, cosa que hubiese pasado inadvertida antes del cruce de insultos. El hoy de nuestra política es el voto en contra. Aunque pensándolo bien no es muy diferente a la elección de Samper, y a la de Pastrana, y a la de Uribe I, y a la de hace cuatro años. Nuestra política es mediocre. Tanto como nuestras campañas. Tanto como nuestros candidatos.

Pero más allá de esa mediocridad parece hoy que todo es una simple obra de teatro. Quizá es evidente que los cargos de elección popular en nuestro país no son elegidos por la opinión pública, pero tampoco pueden venir hoy a meternos las manos a la boca a los que tenemos la opción de votar por convicción y no por transacción. Decir que el escándalo de Rendón, y el del hacker, y la tregua, y la firma, y Pachito, y la Fiscalía, y cada nueva noticia de campaña, son simples actos del azar, es un descaro inexplicable. Ya no es sólo que nos creen idiotas, es que nos lo restriegan en la cara.

Y con esto no quiero referirme sólo a la pelea de Santos con Uribe. Es también con todos los otros. Y no sólo por quedarse callados; más bien por ser cómplices, marionetas. Porque no es sencillamente decir que el ambiente está polarizado, es que hasta las campañas “alternativas” polarizan más. Sólo quisiese decir que hacernos los de la vista gorda nunca le ha traído buenas cosas a este país, y por eso estamos en las que estamos.

@juandbecerra