La triste Bogotá
Y Gustavo Petro se fue y Bogotá ahora entra a convertirse en botín electoral. Los progresistas no quieren entregarlo, el uribismo quiere dar un golpe de opinión y la unidad nacional sabe que no puede permitirse no conquistar la capital de la República luego de las acciones del Presidente. Y todos saldrán a decir que ahora sí, que vamos a salvar a Bogotá, que al final de la administración todo será completamente diferente, y ahí quedó la Bogotá Humana, como un mal recuerdo de un alcalde que nunca logró convertirse en estadista.
Seguiremos escuchando de Petro porque como político logró la leña suficiente para mantenerse vigente a pesar de su pésima administración. Ha logrado polarizar incluso a aquellos que se habían intentado mantener imparciales, tratando de convertirse en una víctima del establecimiento, cuando es víctima realmente de su testarudez y sus ambiciones personales. Lastimosamente perdimos a un gran senador para ganarnos a un exalcalde mártir con una causa casi legítima, porque en la oratoria todo puede terminar convirtiéndose en legítimo.
Es triste el tiempo perdido, tan difícil de recuperar en medio de una urbe del tamaño de Bogotá. Además porque la próxima mini administración estará amarrada a Petro así no le guste, y no tendrá tiempo para darle la vuelta al Distrito, y tendrá que sobreaguar con lo que Petro le haya dejado y nada más. Y el tiempo pasa y el balón va rodando.
Y entonces veremos cómo en el Concejo asumen el nuevo reto de ya no tener a quien echarle la culpa y el de parecer que hacen algo realmente importante por la ciudad, y veremos cómo recomponen el poder y cómo simulan hacer algo por la ciudad que ellos también han dejado a la deriva. Y nos daremos cuenta de que la culpa no era sólo de Petro, también de los partidos que no existen en Bogotá, y de los políticos corruptos y los que no sirven para nada que al final son los más peligrosos.
A pesar de todo la ciudad seguirá creciendo y nosotros los bogotanos quejándonos porque nadie hace nada. Y ahora será culpa de Pardo, y después del que llegue. Porque las elecciones no van a cambiar a la ciudad si no cambiamos nosotros, los que vivimos en la ciudad. Ya no es una cuestión de derechas o izquierdas, es simplemente que el pasado nadie puede cambiarlo, pero de repente si podemos hacer algo por el futuro de esta sombría Bogotá.
@juandbecerra