JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Octubre de 2013

El problema de ser reactivos

 

Se  cayó un edificio dejando varias víctimas mortales y sólo entonces aparecen las autoridades. Y se cayó en una de las zonas más cotizadas de la ciudad de Medellín logrando un cubrimiento completo por parte de todos los medios, que han buscado relatar hasta la historia de aquellos que escucharon el ruido a varias cuadras de distancia, y nos enteramos del estado lamentable de muchos otros. Sin embargo, es claro que la tragedia hubiese podido evitarse, y que como esta, muchas tragedias pueden suceder en cualquier momento por la fragilidad de nuestras normas, por la ligereza de algunos funcionarios.

Creo que puede asegurarse que ninguno de los constructores o curadores hubiesen pensado en ocasionar la muerte de algún ciudadano. Pero a veces ese ahorro en costos de materiales o en la planeación de las constructoras parece no ser tan importante como recibir los billetes generados por las ventas. Y ya salió el Vice a hablar de expedir más normas, de controlar que no se repita la historia. Pero en 15 días hablaremos de otra cosa y dejaremos esta historia como una más, enterrada entre los archivos.

El problema es que en nuestro país somos reactivos. Actuamos después de las tragedias y de los escándalos como si necesitásemos la sangre para recordar que podemos evitarla. Y se caen edificios, y escuelas, y muros, y los responsables se diluyen porque siempre la culpa termina siendo de un fantasma que no existe. Y las curadurías ahí, hace años sin control, con toda la posibilidad de ser influidas por las altas sumas de dinero que manejan los proyectos de construcción.

El problema no es de ahora, quizá es el primer edificio que cae con resonancia nacional, pero no el primero en ser reportado como un peligro potencial para miles de ciudadanos que gastaron sus ahorros en un sueño que terminó siendo una trampa mortal. La verdad de las cosas es que ningún comprador puede estar seguro de la calidad de su edificio apenas lo compra porque siempre está maquillado, pero las tragedias llegaron y como siempre, nadie estaba preparado.

Quizá sea hora de empezar a prevenir para que la historia no tenga que repetirse. Para ello sólo falta un poco de voluntad política y un verdadero seguimiento por parte de alguna autoridad que se haga responsable de las cosas. Ahí también están las sociedades de ingenieros y arquitectos para que aparezcan en el mapa y cumplan una labor certera. ¿Será acaso mucho pedir?

@juandbecerra