Juan Daniel Jaramillo Ortiz | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Diciembre de 2015

PERSONAJE 2015

 

Sin pausa, Germán

“El Vicepresidente tiene posiciones de fondo coherentes”

 

Primero  fue tratar de prohibirle constitucionalmente una candidatura en razón de su investidura vicepresidencial, intento al cual se opuso el ex presidente Álvaro Uribe.  Después que es un niño a quien sobrevienen pataletas furiosas y hace lo que le antoja, según dijo el jefe del Partido Liberal. Acto seguido, por boca de Guillermo Perry, que se mueve en demasía, expide planes para proyectos de infraestructura que le deben ser vedados, y ejecuta en exceso. Ahora será que el doctor Germán Vargas Lleras pierde el equilibrio, padece una enfermedad, y no puede ser candidato ni Presidente de la República. El objetivo es atajarlo a cualquier precio, propósito que ya tuvo para él y su familia su costo en términos de integridad física.

 

Lo ocurrido al vicepresidente de la República en Floridablanca me devolvió casi 40 años atrás cuando salía de la niñez. Entre los recuerdos vívidos se encuentra el de Germán, amigo de mi hermano Camilo, tempranamente ido de este mundo en un trágico accidente. Un año menor que yo, diferencia cronológica que también guardaba con mi hermano, lo veía con frecuencia en nuestra casa. Ambos, con dos compañeros más, compartían las angustias del bachillerato que apenas empezaban. Exámenes de cálculo, física, química ocupaban sus noches. Por aquella época el barrio Chicó Alto estaba conformado sólo por residencias grandes, donde se alzan hoy edificios, y en estos entornos espaciosos me cruzaba con él sin intercambiar palabra.

 

Yo tenía que advertir bien, sin embargo, al condiscípulo de mi hermano pues sabía que era nieto del ex presidente Carlos Lleras Restrepo. Mi padre –ni por las antípodas amante de la política- no gustaba del ex mandatario, pues había sido promotor de la reforma agraria que los propietarios de tierras abominaban.  Antillerista enfebrecido como otros dueños, cuyos latifundios se fueron resquebrajando por obra de la multiplicación demográfica y el crecimiento de las ciudades, un día me sorprendió al entregarme el primer ejemplar de suscripción de este semanario óptimo que fue Nueva Frontera, diciéndome: “aquí puedes aprender cómo se escribe bien”. Era el año 1974.

 

Apenas comenzaba bachillerato y Nueva Frontera ayudó a expandir mi universo: editoriales de Lleras, las notas de Hefestos, la historia de la República Liberal, las notas históricas, las reseñas bibliográficas de lo último aparecido en inglés, francés, portugués e italiano, escritas también por el ex presidente. Mi admiración a la obra editorial que secundaría más adelante el doctor Luis Carlos Galán fue inmediata. Desde la orientación conservadora que tenía ya clara en mi formación.

 

Este hecho  me hizo reparar entonces en Germán Vargas. Sabía que no estaba siendo fácil su progreso escolar y tenía muy presente que su madre se había marchado prematuramente. Pero mi recuerdo es el de un compañero adolescente con mucho afán. Daba la impresión de estar siempre llegando tarde a una cita, con papeles en una mano, tratando de salirle adelante al problema de la hora.

 

No lo volví a ver nunca. Varios años de ausencia del país no me impidieron ver su ascenso: concejal, senador, ministro, vicepresidente. Quienes nos dedicamos a la academia o laboramos en organizaciones internacionales tendemos a sojuzgar el quehacer político por sus factores de inestabilidad y sorpresa. El político es visto como el aventurero que debe enfrentar regularmente elecciones que pueden liquidar esfuerzos previos. Yo mismo critiqué una o dos veces a Germán como actor de este sistema inevitable.

 

Germán Vargas Lleras viene dejando impronta significativa: posiciones de fondo coherentes, por encima de las coaliciones efímeras que se dan. Ejecutorias tangibles, que se proyectan en el tiempo. Tiene el criterio fuerte y decantado que exige ocupar la Presidencia de la República. El Plan Maestro de Infraestructura al 2035 es ni más ni menos que la estrategia que permite finalmente competir en el nivel global.

 

Vargas,  personaje 2015, tiene demostrado que tiene el Estado marcha bien en su cabeza.