Juan Daniel Jaramillo Ortiz | El Nuevo Siglo
Lunes, 12 de Enero de 2015

BESTIA A SUS ANCHAS

Dos lecciones indonesias

Sólo   minutos después de estar sumergido en el otro océano indonesio -el tráfico infernal de Yakarta- se empieza a escuchar la palabra macet que define hoy la vida de una de las áreas metropolitanas más grandes del mundo con cerca de 30 millones de personas. Macet significa en lengua bahasa algo parecido a bestia a sus anchas, lo que se conoce coloquialmente en Colombia como taco o trancón.

La similitud con Bogotá es aterradora. Distante apenas uno o dos kilómetros del Aeropuerto Internacional Sukarno-Hatta, se descubre el primer bus rojo y amarillo con las insignias TransJakarta BusWay, que parece llegado en directo minutos antes de nuestra lluviosa capital. Yakarta se precia públicamente, en elogio que nos honra a los colombianos, de ser una de las primeras megalópolis  en tomar el modelo Transmilenio.  Así, es imposible no adentrarse en lo que ha sido su funcionamiento, evolución y problemas. Conclusión inmediata: la demanda creciente se multiplicó en estos 10 años (empezó operaciones en 2005) frente a una infraestructura estática y carriles de buses que, uno tras  otro, se convirtieron en otro monstruoso macet.

En medio de millones de minúsculos bajajs y ojejs, motocicletas adaptadas a taxis de dos y tres pasajeros que se suben a los andenes, 10 millones de carros y polución asfixiante, el Gobierno de Yakarta estudia la construcción de una vía elevada -segundo piso y cimientos reforzados para tercer nivel más adelante- y el consenso público es claro: es preciso construir sobre el logro de TransYakarta.

¿Metro subterráneo extendido? Los riesgos y dificultades muy grandes que envuelve romperle las entrañas a una ciudad de varios  millones de habitantes, contenidos en estudios sesudos de firmas de consultoría, hacen abrigar temor acerca de las previsiones alegres, peligrosamente sobreoptimistas, de los cálculos para el metro de Bogotá. La tendencia  aquí en Yakarta apunta a un sistema elevado que muestra resultados óptimos en ciudades japonesas y en sistemas limitados como existe, por ejemplo, en Las Vegas.  No se entiende por qué no se mira al sistema elevado que construirá la firma SkyTran en Tel Aviv.

Con el cáncer de la corrupción en la epidermis nacional, los indonesios han exhibido por décadas enorme pragmatismo y propensión a evaluar y hacer rápido que nace -creo yo- durante el extendido período en que el gran archipiélago fue las Indias Holandesas Orientales, cuando Yakarta fue Batavia y sus capitales, La Haya y Amsterdam, estaban medio mundo al noroccidente.

Si en la reingeniería que se le hará a TransYakarta hay una lección de lo que es construir sobre lo construido como única opción en el corto y mediano plazo, en el proceso de  paz Indonesia-Aceh se encuentran dos lecciones fundamentales.

Primera, la entrega de armas (el delicado decomissioning que el connotado jurista empírico del proceso de paz Sergio Jaramillo no ha mencionado una sola vez en más de dos años) cuya necesidad legal se plasma en numerosos tratados internacionales. Pero muy en especial en la famosa (para expertos, desde luego, pues en Colombia nadie dentro del equipo negociador parece conocerla) Resolución A/S-10/2 (1978) de la sesión especial de la Asamblea General de la ONU que fija la noción de desarme (eliminación y no no-utilización de armamento como le han vendido hábilmente la noción las Farc a los incautos negociadores).

Segunda, proceso que no establezca patrones de castigo efectivo está condenado a dejar vivo el conflicto. !Cuánto bien haría el propio presidente Santos en dar una lectura al documento Time to Face the Past publicado hace 18 meses donde Aministía Internacional muestra que la impunidad, 10 años después, puede re encender con furia el conflicto en Aceh! Pragmáticas, las fuerzas políticas indonesias han entendido esta realidad.